Atlanta aviva la herida racial en Estados Unidos

La muerte a tiros de otro afroamericano desata la furia en la capital de Georgia y se cobra la dimisión de la jefa de Policía

Diario Sur, IVIA UGALDE, 15-06-2020

Apenas tres semanas después de la muerte a sangre fría del afroamericano George Floyd, la Policía estadounidense ha arrojado un nuevo puñado de sal a la herida racial abierta en el país. Atlanta, la capital de Georgia, se ha convertido esta vez en el triste escenario donde ha perdido la vida otro joven negro tiroteado por los agentes que le detenían. Su nombre: Rayshard Brooks, de 27 años y padre de cuatro hijos. El delito: resistirse al arresto, hacerse con la pistola táser con la que querían inmovilizarle y amenazar, presuntamente, con ella a uno de los oficiales cuando huía.

Los hechos, que han vuelto a sembrar la ira en las calles, se originaron a las 22:33 horas del viernes – madrugada del sábado en España – , cuando dos agentes acudieron al aparcamiento del restaurante Wendy’s tras recibir una «queja de que un hombre estaba dormido en un vehículo aparcado delante de la ventanilla», lo que dificultaba la recogida de alimentos a otros clientes, según explicó ayer el Buró de Investigación de Georgia (GBI). Los agentes realizaron una prueba de alcoholemia a Brooks y, al dar positivo, intentaron detenerle, pero el joven «se resistió y comenzó un forcejeo» entre los tres, añade la nota.

El incidente, captado parcialmente por las cámaras de vigilancia, muestra el momento en que Brooks toma la pistola táser que había sacado uno de los policías y comienza a huir. En una segunda grabación se ve cómo el joven, al ser perseguido, alarga su brazo hacia atrás y apunta aparentemente a un agente. «En ese momento, el oficial agarró su arma y disparó al señor Brooks», explicó el director del GBI, Vic Reynolds.

El impacto de bala recibido por la espalda acabó con la vida de Brooks, quien falleció poco después de haber sido sometido a una cirugía en el hospital. Su muerte avivó de inmediato la mecha de la indignación de quienes desde la muerte de Floyd el pasado 25 de mayo han tomado las calles al grito de «Black Lives Matter» para condenar el racismo y el abuso policial que sufre la población negra en Estados Unidos.

Una multitud enfurecida prendió fuego la noche del sábado al interior y a los alrededores del restaurante donde el joven fue tiroteado, mientras otros se congregaban en una carretera aledaña. La Policía intentó contener las protestas con el lanzamiento de gases lacrimógenos y la detención de al menos 36 personas.

El abogado de la familia de Brooks, L. Chris Stewart, cuestionó la actuación policial al señalar que «la vida del agente no estaba en riesgo» cuando apretó el gatillo. «¿Por qué tuvieron que matarlo? El agente tenía otras opciones que dispararle en la espalda», se preguntaba el sábado, el mismo día en que un policía de California se cobraba la vida de un joven latinoamericano en San Bernardino al recibir un aviso de que iba aparentemente armado.

La muerte de Brooks ha tenido, en cualquier caso, consecuencias inmediatas en las fuerzas de seguridad de Atlanta. La jefa de Policía, Erika Shields, ha presentado su dimisión tras más de dos décadas de trabajo en ese departamento. Por su parte, el oficial Garrett Rolfe, presunto autor de los disparos, ha sido expulsado. Y su compañero, Devin Brosnan, se encuentra bajo despido temporal administrativo.

«A la familia del señor Brooks, no hay palabras suficientemente fuertes como para expresar lo mucho que lamento su pérdida», aseguró ayer la alcaldesa de Atlanta, la afroamericana Keisha Lance Bottoms, la cual es una de las políticas demócratas que el exvicepresidente Joe Biden se plantea seleccionar como candidata a la vicepresidencia en las elecciones de noviembre en Estados Unidos.

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