Una vecina de Gasteiz de 42 años falleció la pasada semana en el frontón de Lakua, habilitado durante la pandemia como espacio para las personas sin hogar. La Iniciativa por el Derecho a Techo y contra la Exclusión Social ha denunciado la situación de este colectivo.

Ante este suceso, la Iniciativa por el Derecho a Techo y contra la Exclusión Social de la capital alavesa ha remitido una nota en la que expresa su dolor y recuerda que «la esperanza de vida es 20 años menor en la gente que duerme en la calle». Según indicó ‘Argia’, los hechos tuvieron lugar el pasado miércoles. La Cruz Roja manifestó que se trató de «una muerte natural» y que por eso no se informó de ella. Otras personas que pernoctan en el lugar declararon que «estaba muy enferma, se veía qué iba a pasar».     La Iniciativa por el Derecho a Techo y contra la Exclusión Social apunta que, según el último censo de 2018, Araba contaba entonces «con 325 personas en situación de exclusión residencial grave», de las que «133 eran mujeres». Este balance no tiene en cuenta a las personas migrantes en tránsito ni a las personas refugiadas. A estas cifras cabría sumar a quienes residen en viviendas que no reúnen los requisitos mínimos recomendables. En la nota se cita como ejemplo «al centenar de personas, con más de veinte menores, que reside en las viviendas municipales abandonadas de Olarizu, sin tener siquiera acceso al agua, bien imprescindible para mantener una mínima higiene». Ante esta muerte, la Iniciativa por el Derecho a Techo y contra la Exclusión Social de Gasteiz solicita al Ayuntamiento de Gasteiz y a la Diputación de Araba « que pongan todos sus esfuerzos en evitar que siga habiendo personas sin hogar en nuestra ciudad y nuestra provincia, tal y como hicimos el pasado 15 de noviembre en una moción que fue rechazada en el Pleno del Ayuntamiento de Vitoria – Gasteiz por los votos contrarios a la misma de PNV, PSE y PP».  La plataforma demanda «la ampliación urgente de los recursos habitacionales para personas en situación de exclusión residencial y la creación de todas las plazas necesarias para atender dignamente y de manera adecuada a todas las personas que lo necesitan». Asimismo, hace un llamamiento a la sociedad a que «amplíe su mirada hacia las personas sin hogar, que no las convierta en invisibles» y que «se sume a la denuncia de algo que no debería pasar y que no queremos ver, pero que está pasando.  Nadie debería de morir en la situación en que ha muerto Yolanda».