Recadistas que reparten solidaridad
Voluntarios de Cruz Roja y de la red ciudadana se encargan de hacer los recados a las personas que no pueden o no deben salir a la compra
Diario Vasco, , 17-04-2020Voluntarios de Cruz Roja y de una red ciudadana constituida por «más de cien personas» ejercen de recadistas solidarios para aquellos «no pueden o no deben» salir a hacer la compra. Semana a semana desde que se impuso el confinamiento, estos voluntarios llaman a más de medio centenar de domicilios para interesarse por «cómo se encuentran y preguntarles qué necesitan». Javier Igartua, presidente de la Cruz Roja del Alto Deba, detallaba que ellos asisten a 27 domicilios o unidades familiares. Por su parte desde la red ciudadana de voluntarios aseguran que tienen a su cargo la asistencia «a más de una veintena de domicilios».
El ayuntamiento aceptó «desde el minuto uno» el ofrecimiento de colaboración de Cruz Roja y una docena de voluntarios llevan más de un mes asistiendo a los 27 domicilios que «nos derivaron desde los servicios sociales». Igartua explica que son en su mayoría «personas mayores que no pueden salir por problemas de movilidad o que no deben hacerlo por seguridad». Pero también hay casos de personas «más jóvenes con tratamientos oncológicos o enfermedades crónicas o respiratorias y que son una población de riesgo».
Igartua decía que «algunos de estos usuarios no necesitan de nuestra asistencia porque cuentan con familiares, amigos y vecinos que les ayudan». Pero aquellos que carecen de esa ‘red’ reciben semanalmente la llamada de los voluntarios de Cruz Roja. «Les preguntamos qué tal se encuentran y qué necesitan» señalaba Igartua. «La principal asistencia consiste en hacerles la compra, algún encargo en la farmacia y, en menor medida, bajar la basura».
Los voluntarios observan un estricto protocolo de seguridad en su contacto con estos ‘usuarios’ de alto riesgo. «Nunca entramos en el domicilio ni nos acercamos a las personas. Utilizamos el rellano de la vivienda para recoger el dinero y para depositar las compras. Tocamos el timbre y punto. Siempre intentamos comprobar que la persona recoge la bolsa y que se encuentra bien».
Normalmente es el propio usuario quien contacta con la carnicería, la pescadería o el supermercado y realiza el pedido que necesita. Los voluntarios recogen el dinero y la bolsa en el felpudo y acuden a recoger la compra al establecimiento indicado. Si no existe una indicación por parte del usuario, «realizamos la compra en el establecimiento más cercano al domicilio».
La Cruz Roja, también en colaboración con los servicios sociales municipales, asiste a familias que se han quedado sin ingresos tras perder sus empleos con la crisis sanitaria. Se trata de personas que trabajaban en precario o irregularmente en el cuidado de mayores, servicios doméstico… Situaciones, en algunos casos extremas, que afectan a familias con niños pequeños. El ayuntamiento les ayuda en especie asignándoles una cantidad semanal que oscila entre 50 y 200 euros en función del número de miembros de la unidad familiar. Un dinero que no perciben y que gestiona Cruz Roja en compras.
«Ahora mismo tenemos 66 familias usuarias, unidades de uno, dos y hasta seis miembros, y el volumen de casos va en aumento», señalaba Igartua. «Les llamamos y confeccionamos una lista de la compra con ellos con arreglo a la asignación económica que tienen concedida y a las necesidades particulares de cada caso en material cultural o religioso en el caso de algunos inmigrantes ».
Aproximadamente el 40 por ciento de los casos corresponde a familias con hijos menores, la mitad de ellos bebés a quienes hay que comprarles pañales. Igartua agradecía la colaboración de los trabajadores de Eroski que «nos echan una mano completando las bolsas de compras. Una ayuda que les viene muy bien a los tres voluntarios de Cruz Roja que tienen que repartir los recados a ocho familias,durante seis días a la semana. Lo hacen por la tarde a bordo de un microbús guardando las preceptivas distancias.
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