En paralelo a la elaboración de la ordenanza del civismo de Barcelona, diversos municipios de la región metropolitana decidieron modernizar las reglas de la convivencia en su espacio público. En algunos casos los poderes locales dejaron de escudarse en la falta de competencias normativas que demasiado a menudo justificaba la inacción y decidieron echarle imaginación al asunto. Tres de esos ayuntamientos explicaron ayer sus experiencias en las jornadas sobre Políticas Locales de Civismo que organiza la Diputación. Juan Antonio Toscano, director del área de Régimen Jurídico de Barcelona; Jesús Husillos, responsable del Programa para la Integración de la Nueva Ciudadanía de l´Hospitalet, y Luis Pérez, concejal de civismo de Sant Boi, coincidieron en destacar la importancia de la mediación como fórmula de resolución del conflicto. Toscano reiteró la voluntad de Barcelona de elaborar una propuesta de reforma del Libro III del Código Penal para que incorpore algunas faltas que en la actualidad son tratadas únicamente como meras infracciones administrativas. Husillos reivindicó ese carácter innovador e “imaginativo” de las ordenanzas del civismo y destacó las dificultades que encuentra el Ayuntamiento de l´Hospitalet, dotado con un equipo de diez mediadores, para encontrar interlocutores en determinados colectivos de inmigrantes, sobre todo los latinoamericanos, que hacen un uso del espacio público – por ejemplo para montar barbacoas – que no es costumbre de estas latitudes y que la ordenanza prohíbe. Luis Pérez, por su parte, explicó la apuesta de Sant Boi por una normativa que no sólo contempla un régimen de sanciones – cuyo cobro, según certificaron todos los ponentes, resulta una tarea muy difícil – , sino que apuesta por la prevención del conflicto mediante el diálogo.
>