No hubo irregularidades ni malos tratos. La investigación interna de la Policía sobre la repatriación el 31 de mayo de 99 inmigrantes desde Fuerteventura a Senegal ha concluido que no hubo forcejeos entre los funcionarios y los extranjeros y que los deportados sólo se enfrentaron a las autoridades de Dakar. Los informes del Ministerio del Interior hacen «más inexplicables» las quejas del Gobierno senegalés, que mantiene su negativa a nuevas deportaciones de ‘clandestinos’.

Las conclusiones de la Policía se basan en una exhaustiva nota informativa elaborada por la Jefatura Superior de Canarias el 1de junio, día en que el Ejecutivo de Dakar se quejó formalmente de las repatriaciones. En ese documento, Interior sostiene que tras concluir el desembarco de los subsaharianos, lejos de recriminaciones, el comisario segundo del aeropuerto y el jefe de seguridad de aviación civil del país «agradecieron el trato que habían recibido sus compatriotas en el desarrollo de la operación».

Los informes explican que en el dispositivo participaron 18 funcionarios de la Comisaría de Extranjería, 114 antidisturbios, un médico y un ATS. Los 99 inmigrantes embarcaron en dos grupos de 66 y 33 personas. Los agentes «enlazaron» (pusieron bridas de plástico en las muñecas) a los subsaharianos, que fueron repartidos por el avión «conforme a la distribución preestablecida». El vuelo desde Fuerteventura tuvo una duración de 2.40 horas, durante las cuales no se produjo «ninguna incidencia».

Los problemas se produjeron cuando el comisionado autorizó el desembarco y cinco funcionarios africanos subieron a bordo. «Un primer grupo que se encontraba en las pistas empezó a protestar y a enfrentarse verbalmente a las autoridades senegalesas. Una docena de gendarmes se sumaron entonces al operativo, pero necesitaron más de una hora para convencer a los ‘amotinados’ de que subieran a los autocares.