. – Nada en su aspecto hacía pensar que los 220 inmigrantes que viajaban a la deriva a bordo de un pesquero africano localizado en Cádiz habían sufrido una penosa travesía. Al cierre de esta edición todos habían sido atendidos y sólo uno de ellos presentaba una contusión leve en un tobillo. Las autoridades montaron un amplio servicio de asistencia porque en un primer momento se desconocía el estado de salud de los extranjeros, que viajaban en grupos en el castillo de proa, en las bodegas y mayoritariamente en cubierta. Los rescatados dijeron ser ciudadanos de Pakistán, India y la región de Cachemira. La tripulación, compuesta por seis miembros, procedía de Gambia.
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El pesquero, de 30 metros de eslora y con nombre falso de Anna TG99,al parecer procede de la costa occidental de África, en concreto del golfo de Guinea, y pretendía adentrarse en el Mediterráneo por el estrecho de Gibraltar. Sin embargo, debido a un problema con el timón, el buque derivó hasta la costa de Chipiona, pujado por las corrientes y el viento de levante hacia Portugal. Al parecer, un cabo del propio barco se había desprendido por la popa y se enredó en el timón, lo que obligó a los buques de rescate a cortarlo para poder remolcarlo hasta Cádiz. El aviso del mal estado del pesquero lo dio María Luz Cárdenas,otro pesquero de bandera española, sobre las 13.30 h.
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El despliegue de rescate contó con varios remolcadores y un helicóptero de la Guardia Civil, desde el que se descolgaron los agentes para hacerse cargo del manejo del pesquero. Las autoridades insistieron ayer en Cádiz en que los 220 pasajeros del barco no tienen estatus de inmigrantes, sino de personas rescatadas en el mar, lo que en su opinión facilitará los trámites de repatriación. El fuerte levante que soplaba ayer en la zona del Estrecho dificultó sobremanera las labores de rescate y posterior remolque hasta el puerto de Cádiz, donde se instaló un hospital de urgencia y se alertó a los centros sanitarios de la provincia por si hacía falta su apoyo.
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Finalmente, la sorpresa fue el buen estado de salud y hasta el perfecto aspecto que mostraban los pasajeros. Venían perfectamente vestidos y con zapatos que parecían recién sacados de sus embalajes. Sobre la cabina de mando del barco podían verse varios sacos de patatas. Contaban con agua en abundancia. Todo ello hace pensar que el destino no era España. El buque llegó a Cádiz sobre las 20.30 h. En el muelle esperaba un dispositivo de más de cien personas entre agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, técnicos de Sanidad Exterior y personal sanitario.
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Después del reconocimiento médico, los inmigrantes fueron trasladados en autobuses de la Guardia Civil hacia el Centro de Estancia Temporal para su identificación – que puede no ser la que reconocieron en un primer momento – y repatriación. La tripulación fue la última en desembarcar y fue detenida acusada de delitos contra la seguridad de los trabajadores. El juzgado número 4 de Cádiz se ha hecho cargo de las diligencias.
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La llegada ayer de este pesquero se parece mucho a la ocurrida en agosto del año pasado cuando fue localizado frente a Tánger un mercante con 165 asiáticos escondidos en sus bodegas. Su destino era la costa Libia para, desde allí, enviarlos a la costa de Grecia en pequeñas embarcaciones. Esto hace pensar a los investigadores que podría tratarse de la misma organización la que está detrás de la llegada de este pesquero. Fuentes policiales indicaron ayer que es posible que haya un recrudecimiento de este tipo de buques negreros como consecuencia del mayor control existente en Marruecos y en Canarias.
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Mientras, en Canarias se calculaba en 33 la cifra de los inmigrantes avistados a bordo de un cayuco a 100 millas de Gran Canaria, según han confirmado los efectivos de Salvamento Marítimo que salieron a su encuentro, y que preveían que su desembarco en la isla se producirá sobre la una de la madrugada. Los ocupantes eran todos hombres adultos de origen subsahariano.
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