Joseph Blatter, presidente de la FIFA, anunció ayer que todos los participantes en el Mundial de Alemania estarán obligados a firmar una declaración “similar al juramento olímpico” a favor de la ética y el juego limpio y contra el racismo y las apuestas. Blatter mostró el documento “que todos tendrán que firmar”, en referencia no sólo a jugadores y árbitros, sino a técnicos, directivos y oficiales, y que, en el caso de las apuestas, vinculará también “a los familiares” de los implicados.
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“Es una especia de juramento en favor del fair – play,de la ética y en contra del racismo y de las apuestas, parecido al juramento olímpico”, explicó Blatter, quien también anunció la puesta en marcha de una comisión de Ética para prevenir desmanes en cuestiones como las apuestas y el racismo en el fútbol, entre otras. La propuesta de Blatter deberá ser aprobada en el Congreso de la FIFA, que se reunirá el miércoles y el jueves en Munich.
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Blatter afirmó que esta comisión de Ética, que será el tercer órgano jurisdiccional junto a la comisión de Disciplina y la de Apelación, será “una herramienta para controlar nosotros mismos el fútbol frente a abusos, como las apuestas, el problema con los agentes, con la propiedad de los clubs o la injerencia política”. Esta comisión sustituye a la anterior con el mismo nombre, que tenía un carácter consultivo y no era independiente. Tras el Mundial, la comisión habrá elaborado ya un compendio de sanciones. El dirigente suizo nombró los casos de corrupción que se han producido en el fútbol alemán, el belga, el brasileño o, recientemente, en el italiano, y señaló que en todos ellos “el árbitro estuvo en el ojo del huracán. Está muy aislado y, por ello, es el eslabón más vulnerable”. Blatter propone la profesionalización del arbitraje, pero pasa la factura a las ligas europeas. “Es indispensable contar con árbitros profesionales, porque un hombre que ejerce su profesión no puede ser intimidado o sobornado tan fácilmente”, indicó.
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La FIFA someterá a la aprobación del Congreso el cambio en los estatutos para ajustarse a la normativa de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), si bien la FIFA mantiene el principio de “gestión individual de los casos”, en vez de la aplicación de una sanción específica (dos años de suspensión) a cualquier futbolista que dé positivo.
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