REPORTAJE

"La deuda crecía y crecía sin parar"

El Periodico, 05-06-2006

La idea de emigrar a España ya la tenía Célida Núñez en 1998. Pero no tenía recursos ni para el pasaje, ni para la bolsa de viaje, el dinero del que hay que disponer para acreditar ante la policía española que se es un turista y que se tienen medios económicos para subsistir en España. “Fue en el 2000 cuando una pariente lejana mía que es
chulquera me prestó 4.000 euros a un 15% mensual”, recuerda Célida, que dejó atrás a su hijo, que quedó al cuidado de su madre.
Sin embargo, la llegada aquí no fue fácil. “No encontraba trabajo, no tenía papeles y veía como el dinero que traía conmigo iba desapareciendo al tener que pagar el alquiler y la comida”, cuenta y, al recordar esos difíciles momentos, rompe a llorar. “Fue terrible. Estaba aquí, sin poder trabajar, sin dinero, sintiendo como la deuda crecía y crecía y sin ver la manera de poder pagarla. Me sentía atrapada”.
Llegó a estar tan apurada que hasta su madre se ofreció para mandarle dinero. “Me quería mandar dinero de Ecuador a España, era el mundo al revés”, recuerda.
Por suerte, Célida encontró trabajo y empezó a pagar. Tardó 14 meses en saldar la deuda. “Pagué más de 8.000 euros por los 4.000 euros que me prestaron”, recuerda y denuncia que “muchos chulqueros se han hecho millonarios a costa de los inmigrantes”.
Reconoce que, gracias a su trabajo y a la ayuda de la familia barcelonesa en cuya casa está empleada por horas, logró salir adelante y sacarse de encima la deuda.
No obstante, no todo el mundo lo consigue. Célida explica que la presión por pagar la deuda empuja a muchos ecuatorianos “al mal camino” en busca de dinero fácil. “Una amiga estuvo varios meses sin trabajo. Como no podía pagar la deuda y el chulquero amenazó a su familia, no le quedó más remedio que empezar a prostituirse”.

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