La Armada invencible

Diario Vasco, 05-06-2006

Senegal se ha convertido en un astillero. Los que se ganaban la vida con el negocio de la pesca se la ganan ahora fabricando embarcaciones artesanales donde otros la pierden. Una flotilla que flota de milagro compuesta por más de 12.000 cayucos. Una armada inerme imposible de derrotar rumbo a la digestión. Por eso hacen el peligroso viaje: para poder hacerla habitualmente. Los armadores son los capos de la mafia de la inmigración clandestina y le cobran a cada pasajero 600 euros por el azaroso trayecto. Una cantidad tan disparatada para un senegalés como su propio país. Algunos llegan, otros son devueltos esposados y Canarias ha agotado su capacidad de acogida, con más de 1.500 «sin papeles» en una semana. Juancho Armas Marcelo, que conoce bien el tema porque es de allí tanto como de la península, lo ha advertido: «Cuidado con Canarias». Puede estallar cuando menos se piense, o sea, en el momento en que pensamos todos.

El fenómeno verdaderamente nuevo de nuestro tiempo es la crisis de la resignación. La conformidad ya no tiene partidarios. La gente se niega a que le chantajeen su existencia terrestre con promesas de un gran confort de ultratumba. Quieren vivir aquí y ahora, pero además como ven que se vive en otros lugares cuando se asoman al ventanuco del televisor. Los maestros cayuqueros no dan abasto y fabrican piraguas y más piraguas a sabiendas de que van a vender todos los pasajes. Que nadie les confunda con piratas, pero podrían sustituir la bandera con la calavera y las tibias por una con un plato en el centro y una cuchara a cada lado. Es curioso que mientras el dinero negro se hace fuerte en España, como delata Europol, nuestra preocupación sean los turistas pobres. Ese es el panorama que se divisa en la costa: dinero negro y negros sin dinero.

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