Libros
Escribir en tiempos de cobardía
La escritora siria Nesrine Khoury habla de los problemas por publicar novela en su país y celebra la buena acogida que ofrece España
El Mundo, , 04-02-2020«Durante la guerra cada día es diferente y tienes que lidiar con lo que te venga porque todo cambia en un segundo», cuenta la escritora siria Nesrine Khoury. Con 36 años cumplidos siente que con la guerra el tiempo «pasa aún más rápido». De esas experiencias y sus nuevos planes trata habitualmente en Casa Mediterráneo, para la que pertenece en la Red de de mujeres escritoras del Mediterráneo.
Frente a la idea de una guerra interminable iniciada en 2011, Khoury puntualiza que «depende de la zona en la que estás». Si mirásemos a Damasco, pone como ejemplo, diríamos que la gente está viviendo y saliendo por las calles, mientras que en el norte, como en Aleppo es una guerra real. «Pero incluso en esas ciudades en paz la situación es muy, muy, muy mala económicamente», subraya. Hasta el punto de encontrarse con noticias como el suicidio a causa del hambre de una menor que se tiró desde un puente de la capital.
Khoury forma parte de la generación de creadores que está desarrollando su trabajo durante los nueve años que dura el conflicto. «Es difícil especialmente para mi generación que ni somos muy jóvenes ni muy veteranos», razona, «los más jóvenes pueden empezar haciendo lo que sea pero los que ya habíamos empezado nuestras vidas, lo tenemos más complicado».
Esa otra clase de guerra la perciben también en Latakia, la ciudad costera donde vive con su marido desde que huyeran de Homs al inicio del conflicto. «No es totalmente segura pero más que en otras, como Damasco», explica. Eso sí, a Homs ha vuelto en diversas ocasiones porque es allí donde aún viven sus padres «y siempre me siento mal cuando voy porque todo ha cambiado. No es la misma ciudad».
En cambio, aquí en Alicante valora el haber encontrado que «la gente es tan normal, sin complicaciones, puedes hablar con cualquiera y son muy agradables contigo aunque no comprendan tu idioma». E incluso bromea porque tanto en España como en el otro extremo del Mediterráneo la gente se grita por las calles para hablar. Entre esos rasgos favorables que ve en nuestro país también destaca el que «no sois racistas». «Sois lo opuesto», recalca.
Durante sus estancias en los programas literarios que ofrece Casa Mediterráneo aprovechó para ir conociendo gente con la que reafirma el buen trato ofrecido a los extranjeros. «Si piensan que te has perdido, siempre hay gente dispuesta a ayudarte que te lleva hacia donde quieres ir», dice, «son muy agradables. En Europa no se habla a los extranjeros y aquí sí». Aunque con ya dos residencias literarias, una en noviembre de 2018 y otra en el septiembre pasado además de un par de encuentros, ya empieza a manejarse con soltura por las calles de Alicante.
La salida al extranjero como escritora ha formado parte de su obligado bagaje debido a la guerra. Su primer libro lo publicó en Damasco en 2015 pero luego ya tuvo que buscar otras salidas, como en Italia y recientemente otro nuevo en diciembre. «No tienes otra opción, haces lo que tienes hacer durante la situación». De esa necesidad hace virtud y se plantea un proyecto relacionado con la literatura de viajes como una de sus siguientes opciones. «Mucha gente que conozco no puede soportarlo porque han tenido que huir a causa del peligro. Pero si te quedas tienes que asumir lo que has elegido. No es fácil. Es complicado. Pero debes lidiar con ello».
Ella lo hace escribiendo desde su país. «Es un riesgo publicar novela en Siria», dice. Y eso que ella se centra en las personas, no en la política. «Pero tienes que ser honesta y no puedes ser una cobarde» al tratar «su vida normal». Esa supervivencia de lo cultural pese a la guerra es clave porque «si no lo haces, estás muerto. Entiendo el miedo pero espero que la vida gane sobre la guerra».
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