Leticia Gutiérrez | Monja
«Tanto en América como en Europa, la política criminaliza a los migrantes»
La hermana scalabriniana hablará hoy en Vitoria del éxodo humano que vive México, donde «las autoridades son cómplices de la violencia»
El Correo, , 24-01-2020Su compromiso con los migrantes que cada día se juegan la vida atravesando México para huir de la violencia le ha costado convertirse en el objetivo de varios intentos de asesinato, pero la religiosa Leticia Gutiérrez (Guadalajara, México, 1968) no cesa en su empeño de lograr una política migratoria global más solidaria con quienes se ven obligados a dejar sus casas. Hoy compartirá sus experiencias en el Centro cívico Aldabe a partir de las 19:30 en un acto organizado por Ongi Etorri Errefuxiatuak con la colaboración de la Diócesis de Vitoria.
– ¿Cómo luchar contra el tráfico de personas que afecta a quienes tratan de cruzar México para llegar a Estados Unidos?
– Las scalabrinianas tenemos el carisma de acompañar a los migrantes y refugiados en el mundo. En los últimos años hemos pasado de 26 Casas de Migrantes a contar con 130 por todo el país. La violencia contra ellos no ha dejado de aumentar, son víctimas de secuestros por parte de las mafias con el visto bueno de las autoridades migratorias y aduaneras. Nosotras hacemos un trabajo suplementario al del Estado mexicano, quien no les está acompañando ni garantizando su derecho a pedir protección internacional, a la vida.
– Los acusaron a ustedes de dar de comer a migrantes como parte de una red de tráfico.
– Las señoras se reunían para llevar comida a los migrantes que viajaban a Estados Unidos a lomos del tren llamado La Bestia. Estos se asean en las Casas de Migrantes, y nos vimos violentadas y amenazadas por proporcionarles esta ayuda. Intentaron quemarnos vivos en estos espacios en varias ocasiones. Hablamos de individuos que meten a 200 personas en tráileres, piden 3.500 dólares de rescate por cada unos de ellos a las familias y, si no los reciben, dejan morir a estas personas sin contemplaciones. Les secuestran y después violentan a quienes les ayudamos.
«Meten 200 personas en un tráiler y después piden 3.500 dólares de rescate por sus vidas»
REDES DE EXTORSIÓN
– Algunos también han fallecido en Río Bravo, en la frontera con EEUU. ¿Qué opinión le merece la política migratoria de Donald Trump?
– Está poniendo a los migrantes entre dos mundos. Por un lado se encuentran una situación de pobreza, violencia y extorsión extrema. Tienen miedo de criar a sus hijos en sus países de origen porque los adolescentes son muy vulnerables y pueden caer en las redes de las mafias. Por otro, el cierre de fronteras se realiza sin atender a las causas que llevan a estas personas hasta allí. Decretar Guatemala, Honduras o el Salvador como terceros países seguros fue una falacia cuando la gente sigue intentando huir de allí.
–Desde 2018 es la responsable del departamento de Migraciones de la Diócesis de Guadalajara en España. ¿Qué diferencias ve con las migraciones en Europa?
– La misma política global está criminalizando a los migrantes. También se persigue el trabajo de colectivos como Open Arms. La Iglesia debe tener un diálogo con gobiernos como el de Pedro Sánchez y la Unión Europea para que Europa siga siendo un lugar no violento en el que se respetan los Derechos Humanos y el Mediterráneo deje de ser su cementerio.
Atender a las causas
– No es frecuente escuchar estos mensajes por parte de las religiosas en España.
– Este discurso es el que defendemos las hermanas scalabrinianas en México. ¿Cómo podríamos tener otro cuando hemos visto gente asesinada y familias enteras masacradas? Hemos sido testigos in situ. Desde el 15 de enero estamos apoyando el éxodo entre Guatemala y México, en contra de de que se impida el paso de las personas a cualquier precio. En estos momentos les da igual si buscan un trabajo o si les han matado a sus familiares en la puerta de su casa.
– Dejó México para tomarse un respiro ante la presión a la que estaba sometida. ¿Se plantea volver?
– La Guadalajara de España no tiene mucho que ver con mi experiencia pastoral de frontera. Acompañarles es una pasión para mí, la razón de mi ser. Pero de igual manera, es agotador tener que negar ayuda a las ocho o nueve personas que cada día llegan pidiéndola a nuestra sede. La Diócesis da hasta donde puede y estamos frustrados. Hay un desconocimiento sobre la situación de las personas de América Latina que se plantean viajar a Estados Unidos o Europa porque no tiene oportunidades en su país. Por otra parte, empiezan a surgir grupos que se organizan, espacios de protección, esperanza y vida, como quienes se coordinan para ayudar a quienes hacen cola para demandar un asilo que tarda dos años en concederse.
(Puede haber caducado)