La Dirección General de la Policía negó el pasado jueves que los casi cien inmigrantes repatriados a Senegal fueran esposados. Reconoció que se les había engañado – se les informó que iban a Málaga y no a Dakar – , pero aseguró que no había habido ni malos tratos ni esposas. Ayer, el secretario general del SUP, José Manuel Sánchez Fornet, admitió en unas declaraciones que los inmigrantes fueron esposados con «grilletes». Sánchez Fornet manifestó que los senegaleses fueron correctamente tratados, que se negaron a bajar del avión cuando vieron que volvían a su país y que no hubo incidentes en el vuelo. Todo ello es cierto, pero también que fueron esposados y engañados. Ello pone en evidencia la política de inmigración del Gobierno y, más concretamente, deja en evidencia al presidente. Zapatero afirmó el pasado martes que su Gobierno jamás actuaría como Aznar, cuando éste dijo «teníamos un problema y lo hemos solucionado». Los hechos demuestran que este Gobierno ha actuado de la misma forma, con el agravante de que ha intentado engañar a la opinión pública. No es cuestión de ensañarse porque el asunto de la inmigración es muy grave y de muy difícil solución. Zapatero ha hecho con frecuencia demagogia y ahora se tiene que tragar sus palabras. No sólo no ha resuelto el problema, sino que Senegal ha denunciado el acuerdo de repatriación y se niega a admitir nuevas repatriaciones. Un episodio muy embarazoso para el Gobierno.