La cruz de Lampedusa, icono del drama migratorio, visita Málaga
El símbolo recorrerá la diócesis desde hoy, 22 de diciembre, hasta el 5 de enero con una parada especial en la valla de Melilla
Diario Sur, , 22-12-2019En octubre de 2013, 366 personas migrantes morían en el naufragio de un barco en las costas de Lampedusa (Italia). Meses antes, esta pequeña isla al sur de Italia había sido el destino elegido por el papa Francisco para su primer viaje apostólico, como uno de los lugares de mayor recepción de rescates de migrantes, y a donde llegaban también los restos de las barcas cuando estas no alcanzaban la costa. Este trágico enclave del Mediterráneo simboliza desde entonces la realidad de la migración forzosa y, en su visita, el Papa gritó al mundo la palabra «vergüenza» para intentar despertar la conciencia de Europa. Desde entonces, los fallecidos y desaparecidos en el Mediterráneo superan los 15.000, convirtiéndolo en el mayor cementerio de migrantes del mundo, «un nuevo holocausto» en palabras del Papa.
En abril de 2014, la fundación italiana Casa del Espíritu Santo y las Artes presentó al papa Francisco una cruz de 2,8 metros hecha con tablas de barcos naufragados frente a Lampedusa con el deseo de regalársela, pero el pontífice la bendijo y les encargó llevarla por todo el mundo para que nadie sea indiferente a esta realidad. Desde entonces ha recorrido distintas ciudades: iglesias, cárceles, hospitales… Recogiendo, no solo el drama de los migrantes, sino haciéndose portadora de todo el sufrimiento de los hombres y mujeres de hoy que viven en las periferias geográficas y existenciales.
«Quien se encuentra con ella, no puede quedar indiferente. Rezar ante ella es percibir la fuerza que esas tablas tan pobres contienen, fuerza que nace de su trayecto en el mar, tristemente fracasado, hasta la lucha que ha ido recogiendo en su itinerario por tantos países, recogiendo en sí todo el dolor del mundo. Venerarla significa dejar que te coja el corazón», afirma Graziella Cuccu, embajadora de la Fundación en el mundo. Ella ha sido la encargada de dejar en Málaga una pequeña réplica para que permanezca para siempre como recuerdo de su paso.
Para Ramón Muñoz, delegado de Migraciones de la Diócesis de Málaga, su llegada a Málaga «es una ocasión que nos posibilita orar a Dios pidiéndole que cambie nuestros corazones para que no caigamos en la indiferencia ante el dolor de nuestros hermanos más vulnerables». Su visita supone, por tanto, una oportunidad para sensibilizar a la sociedad sobre el drama migratorio, para pasar a la acción. «Todos podemos hacer algo, cada uno desde su propia realidad puede mantener una actitud acogedora con los migrantes que están entre nosotros, facilitar su integración en nuestros ambientes, defender sus derechos cuando intentan conculcárselos y ayudarles en su propia promoción. Si no hacemos nada, Dios nos interpelará como a Caín: ‘¿Dónde está tu hermano?’», añade Muñoz.
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