Negra. Eres negra. Soy negra. ¿Y qué soy si soy negra? Soy diferente. Soy la otra. Soy la que no forma parte del resto. De la mayoría. Soy la que se espera que haga cosas distintas. ¿Peores? Sí, claro, peores. Porque soy la que no tiene nombre. La de los motes. Porque soy negra.

Madres contra el Racismo es un colectivo creado por mujeres que pretende visibilizar el racismo en las aulas. La mayoría de las veces son pequeñas dosis de menosprecio que los niños van acumulando, pero que las escuelas no reconocen o minimizan. Gemma Tramullas recogía en EL PERIÓDICO los objetivos de este colectivo que señala el carácter estructural del problema. No son actitudes esporádicas ni aisladas, es un racismo permanente que marca a los más pequeños. A todos. Tanto a quienes lo ejercen como a quienes lo sufren. Imprimiendo en unos el sentimiento de superioridad. El de inferioridad, en otros. Un apellido, una religión o un color de piel que estigmatiza y que señala un camino. Siempre con más curvas y más cuesta arriba que el otro. Pasan los años y la mochila de los agravios cada vez pesa más. Entonces, llega el odio.