la integración se saboreaba y se masticaba, sin ninguna indigestión. El colegio público Santa Cruz de Mislata hizo de anfitrión del ágape multicultural. Los improvisados cocineros fueron los alumnos que contaron con unos pinches de lujo: sus madres y estrechas colaboradoras entre los fogones. Cualquier ayuda fue ayer bienvenida para celebrar la primera feria intercultural a cargo del centro.


Cientos de alumnos, de 40 nacionalidades diferentes, abandonaron las aulas por la plaza a las puertas del colegio donde la diferencia entre países adquiría forma de exquisita comida. A partir de las ocho horas de ayer, las paradas con platos y bebidas típicas de Colombia, Paquistán, Guinea Ecuatorial o Armenia ofrecían lo más sabroso de su cultura. Los estudiantes explicaban el menú a degustar. “El banga sup es una salsa de dátiles con carne, en este caso, hemos puesto pollo”, explicaba Judith, una alumna de Guinea Ecuatorial. Para beber, nada mejor que fariña, un jugo a base de yuca. “Ya se ha acabado. Estaba muy buena”, comentaba con una sonrisa.


Andrés, otro estudiante, hablaba aceleradamente: “Esto es salchipapa. Aquí tenemos patacones. En este plato hay dulce de guayaba. Y la bebida es salpicón”. Luego, detallaba los ingredientes de los platos como si de un juego se tratara.


Menú para ocasiones especiales

El menú más elaborado provenía de Paquistán. Los alumnos ofrecieron aquellas delicias gastronómicas que se sirven en ocasiones especiales, incluso, los platos requerían hasta un día de preparación. Dentro del menú, la pakora (verduras rebozadas con salsa hindú) hizo a más de un profesor lamerse los labios. Sin olvidar, el jelebi o el dehi bhala, otras exquisiteces de Paquistán.


Detrás de la haima, donde numerosos niños saboreaban té saharaui o cedían su piel para tatuarla con henna, dos paellas estaban en el fuego. ¿Sus comensales? Los profesores y alumnos de Secundaria del colegio Santa Cruz, si es que aún tenían hambre.


La velada intercultural fue amenizada por los djmbé (percusión) y danza africana. Tampoco faltaron los talleres de dibujo y juegos para los más pequeños.


El Ayuntamiento de Mislata, Unicef, Asamblea de Cooperación por la Paz y la Asociación Humanitaria Internacional de Mislata pusieron su granito de arena en la feria intercultural. Del Consistorio eran las camisetas verdes que lucían muchos estudiantes con un código: X + =. ¿Qué significa? “Per a més igualtat”. No era tan difícil descifrarlo. Hacer un mundo para todos, tampoco.