Ségolène se erige en «la mamá de Hierro»

La candidata socialista promete más firmeza contra la delincuencia que el

La Razón, 02-06-2006

París – Si hasta ahora se decía que el presidente en Francia debe ser el
abuelo que guía al país con su sentido común, la ex ministra socialista
Ségolène Royal aspira a encarnar la figura de madre responsable de cara a
las presidenciales de 2007. Convencida de que el país necesita una buena
reprimenda, ayer dejó claro que será una «mamá de hierro» y no pasará ni
una a los «enfants» más díscolos de la República.
   Tras los disturbios entre jóvenes hijos de emigrantes y fuerzas del orden,
acaecidos en los últimos días en dos localidades de la periferia
parisiense, Royal explicó que el único reparo que encuentra a la severa
política del ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, es que no sea todavía
«más firme». «Es posible restablecer un orden justo y una seguridad
duradera con firmeza y la voluntad de frenar la producción masiva de
delincuencia», explicó Royal, echando mano de un léxico poco habitual en
la compasiva izquierda gala.
   «Mamá Royal» utilizó su tono más
enérgico y propuso condicionar las ayudas a las familias con hijos
conflictivos y darles cursos para educar a sus vástagos, «encuadrar
militarmente» a los jóvenes condenados y un doble profesorado en las
clases de adolescentes: «Un adulto será quien transmita el saber y otro el
que restablezca la disciplina».
   El enérgico ministro del
Interior, Nicolas Sarkozy, que en este juego de roles representaría la
figura del padre intransigente que ha mantenido un discurso impasible
contra la delincuencia juvenil en los suburbios, se tomó con sorna la
«imitación» de Ségolène. «Que se haya dado cuenta de que Francia necesita
autoridad y firmeza es un primer paso. Está en el buen camino», juzgó el
líder conservador, y añadió que Royal «no va a quedar decepcionada» si
espera más «mano dura». Además, aprovechó la polémica para lanzar uno de
sus primeros recados a Ségolène, la única política que le supera en los
sondeos de popularidad: «En 15 días, ha propuesto la sindicación
obligatoria, que sólo ha existido en la Unión Soviética, y mandar a los
jóvenes a los cuarteles. Esa tendencia al autoritarismo sí que es una
innovación ideológica entre los socialistas».
   La
izquierda, de hecho, se frotó los ojos para creerse las palabras de
Ségolène, que sigue empeñada en negarse a seguir las directrices de su
partido. Si los socialistas se empeñan en llevar la contraria por sistema
a cualquier propuesta del ministro del Interior, Royal ha optado por
prometer dos tazas de la medicina «sarkozysta» a los franceses. «El
segolismo se parece al sarkozysmo. Esas propuestas son indignantes»,
criticaron Los Verdes. La extrema izquierda acusó a Royal de «buscar los
votos de la extrema derecha». E incluso dirigentes socialistas acusaron a
la aspirante a candidata presidencial de «legitimar la militarización de
la seguridad». La UMP (centroderecha) se ufanó de que Royal se dedica a
«copiar» ideas del programa conservador y «pegarlas» en el suyo.
   Un sondeo publicado por el semanario «Le Nouvel Observateur» arroja una
explicación de la estrategia de Ségolène Royal. A un año de los comicios
presidenciales, Un 17% de los ciudadanos están seguros o casi seguros de
votar por la extrema derecha. Estas perspectivas electorales del Frente
Nacional doblan a las registradas un año antes de los comicios de 2002,
donde Jean Marie Le Pen ya alcanzó la segunda vuelta. Los franceses creen
que crisis como la ola de disturbios que se desató en la periferia de las
grandes ciudades el pasado otoño empujarán en las urnas el discurso de
represión y disciplina de la extrema derecha.
   La similitud
entre Sarkozy y Royal se explica por la misma razón que permite
diferenciarlos del resto de políticos: ambos se han atrevido a afrontar
los temas con los que desde hace años la ultraderecha conquista a sus
electores: inmigración, delincuencia, islam, disciplina o patriotismo. En
Francia, especialmente en la izquierda, entrar en estos debates siempre se
ha considerado políticamente incorrecto. El interrogante es si superar
esta mediana de seguridad hará perder más apoyos a Royal entre los
progresistas de los que le hará ganar en el centro y la derecha.
   

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