Plaza de Gipuzkoa

Habla Ibrahima

Diario Vasco, ANDER IZAGIRRE, 12-12-2019

Algunas personas con las que nos cruzamos por la calle saben y nosotros no cómo se debe pasar el puente que custodian los soldados de Mali en un lado y las milicias tuaregs en el otro. Saben cómo es la puerta por la que te empujan al mercado de personas de Taalanda, saben cómo miran los compradores que van a llevarse un par de chavales por un puñado de billetes y saben cómo trepar el muro de siete metros para huir. Lo sabe, por ejemplo, el guineano Ibrahima Balde, que una noche saltó aquel muro y aterrizó sobre la arena discreta. Ibrahima cruzó el Sáhara en busca de su hermano Alhassane, un chaval de silencios desesperados que se había escapado de casa y estaba en Libia, a punto de zarpar en un bote rumbo a Europa. En la odisea tras la huella de su hermano, Ibrahima llegó a Irun. Y por eso ahora sabemos lo que él sabe: porque escribió un libro con la voz y Amets Arzallus lo escribió con la mano, en euskera, con el título ‘Miñan’.

No hay literatura de viajes más perturbadora que el relato de un inmigrante como Ibrahima. La expedición a la montaña más terrible del planeta palidece, porque es voluntaria, ante el relato de un chaval que viaja obligado para salvar su pellejo y el de su hermano. ‘Miñan’ es una narración sencilla, desnuda de adjetivos y adverbios, mucho más sutil que esa épica trompetera con la que aquí contamos hasta una carrera popular. ‘Miñan’ rezuma poesía de la buena, de la que no da caricias al lector sino puñetazos. Y explica que en el sitio de dos cabras caben dieciséis inmigrantes, que la policía fronteriza conoce dónde escondemos el dolor, que las responsabilidades alargan el cuerpo de los niños, todas esas cosas que saben algunas personas con las que nos cruzamos y de las que no sabemos nada.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)