Bush presiona al Congreso para que sea generoso con los inmigrantes sin papeles

La Vanguardia, 02-06-2006

- George W. Bush está empeñado en evitar que una de sus principales iniciativas de reforma termine descarrilando. En un discurso ante empresarios, en la Cámara de Comercio, el presidente de Estados Unidos tomó ayer partido, de forma inequívoca, por el proyecto de ley de inmigración aprobado por el Senado, muchísimo más generoso con los sin papeles que el que votó la Cámara de Representantes. Bush recordó a los parlamentarios que es su “deber” sacar adelante una ley que garantice la seguridad de las fronteras pero que también esté acorde con la tradición de acogida que ha hecho prosperar a Estados Unidos.
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“Para que este país sea un líder económico y un país que respete nuestros valores, necesitamos un sistema de inmigración que sea seguro, ordenado y justo”, subrayó Bush. Éste aludió a su experiencia como gobernador en Texas y explicó el problema de los ilegales de manera muy simple: “Hay gente en nuestro vecindario que está desesperada por poner comida en la mesa para sus familias. Si ganan siete dólares en EE. UU. en lugar de 50 centavos donde viven, querrán ayudar a sus familias y, claro está, intentarán escurrirse por la frontera”. “Tengo que recordar que la inmensa mayoría de los inmigrantes ilegales son gente decente, son gente muy trabajadora, gente de fe que quiere llevar una vida responsable – apostilló – . Son parte de la vida estadounidense y son vitales para nuestra economía, pero sin embargo están fuera del alcance y protección de la ley norteamericana”.
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La versión de la Cámara de Representantes es sólo punitiva. Consideraría delincuentes a los ilegales, forzando su deportación, y no prevé programa de trabajo temporal. La del Senado es una reforma integral que incluye el reforzamiento del control fronterizo, pero también el perdón gradual y con condiciones para una mayoría de los 12 millones de sin papeles,que podrían iniciar el proceso para nacionalizarse estadounidenses. El reto ahora es consensuar una versión aceptable para las dos cámaras.
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Según Bush, la propuesta de deportar a los indocumentados es “equivocada y no realista”. Evita hablar de amnistía – pues habrá multas y un camino largo de regularización – , pero cree que debe darse una oportunidad a los inmigrantes “con raíces” en EE. UU. “Es una manera práctica y razonable para que quienes han violado la ley paguen su deuda con la sociedad”, argumentó. Bush admitió que el debate es “muy emocional y, a veces, olvidamos que somos una tierra de inmigrantes”. Frente la tentación demagógica, instó a que se abandone “el lenguaje duro que envía un mensaje equivocado sobre lo que somos como nación”.
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Muchos republicanos en la Cámara de Representantes temen que una excesiva generosidad sea castigada en las urnas en las legislativas de noviembre. Los miembros de la Cámara Baja, sometidos a voto cada dos años, reciben más presión de las bases y corrientes de opinión.
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