DESDE EL GUINDO

DESDE EL GUINDO: Abdel

El Mundo, 31-05-2006

Le dicen Abdel y llegó a España adosado a los bajos de un camión.No tenía edad, pero aparentaba 13 o 14 años. Su primer dinero lo ganó en Sevilla con una camarilla de agricultores dedicados a la recogida de la aceituna. Trabajaba como un descosido y no planteaba exigencias. Al año ya parecía mayor y se empleó los fines de semana en la discoteca del pueblo. Todo lo que hacía era recoger vasos vacíos. Fue testigo de acontecimientos importantes: 18 de julio, especial Manu Tenorio, de O.T. Abrió los ojos y decidió prosperar.


Poco a poco Abdel subió hasta Girona, la provincia que más ha incrementado los padrones. Aquello le pareció El Dorado. Su experiencia recogiendo vasos en la discoteca le permitió aspirar a un trabajo en hostelería. Así llegó a su vida en El Olimpo, un restaurante que era una nave mitad industrial y mitad espacial donde se practicaba la modalidad carta y baile. Gastronomía kitch (canelones rossini, medallones de cerdo con compota de manzana y de postre, pijama) y música variada. Mientras los matrimonios cenaban, un tipo tecleaba al órgano los compases de ni limón, ni limonero, entero me gusta más.


Varios meses estuvo Abdel en El Olimpo. Y habría estado más si le hubieran renovado. El dueño (el señor Angel, como le llamaba Abdel) se lo había prometido, pero luego vino el hijo del señor Angel, uno que conducía un Renault Megane y dijo que de renovar nada: a la puta calle.


Tres años después, Abdel es un emigrante con papeles, trabaja en la cocina de L olla daurada y aunque sigue haciendo lo mismo de antes (fregar), los platos de ahora son de porcelana de Bidasoa y los delantales, de diseño. Abdel sabe latín. Además de latín, conoce al dedillo la normativa laboral del convenio de hostelería.No se le escapa ni una.


Abdel reina en un anexo a la cocina donde están las pilas de fregar y las máquinas lavaplatos. Allí, un día sí y otro también, cuenta su vida por entregas, la salida de Casablanca y la llegada al pueblo de Sevilla, el trabajo en la disco recogiendo vasos long – drink, y el aterrizaje en el polígono industrial de Girona.Hasta llegar a L olla daurada, lo que él considera un máster en lavado de platos. Sobre la pila, Abdel ha colocado las fotos de sus ídolos: Mahmud Ahmadineyad y Carod – Rovira, presidente del partido en el que milita. Abdel es hombre de futuro. De momento, en lo que va de presente, ya se ha agenciado un motorola 36 y una tele con pantalla LCD.


Anda que no sabe, el tío.

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