EL ESTADO DE LA NACION / El duelo principal / ZAPATERO

«Señor Rajoy, usted no tiene ni idea de lo que realmente es España»

El Mundo, 31-05-2006

José Luis Rodríguez Zapatero olvidó, por una tarde, la poesía en León, y a su ex jefe de Gabinete, José Andrés Torres Mora, en una isla. Apartó las ocurrencias improvisadas del pasado martes y los juegos florales y de palabras de otros tantos debates.Fue al grano, al dato, al tanto por ciento, a las cifras que le salían a su favor. Fue un discurso a lo seguro, sabedor de que el empate, en el peor de los casos, le bastaba, y que tenía muchas posibilidades de ganar.


Para ello, por primera vez desde que es presidente del Gobierno se agarró a la implacable maquinaria de suministrar datos favorables que es La Moncloa. «¡Ha sido por fin disciplinado! ¡Hasta en las réplicas!», comentó uno de sus colaboradores.


Y es que Zapatero optó por la mañana por un discurso un tanto plomizo, cargado de porcentajes, típico de presidente del Gobierno, con un solo fin: dibujar lo que él considera la España real.


Dio datos concretos del crecimiento de empleo, de la economía, de los esfuerzos hechos para las pensiones más bajas, de los apoyos en materia de educación, en I+D; abordó problemas como la inmigración, la seguridad ciudadana, la vivienda, el agua, etcétera.


En esta ocasión, salvo en los tres últimos minutos de su intervención matinal, no hubo la más mínima concesión a la galería, no hubo frases redondas, no hubo más que una avalancha de datos, de actuaciones políticas y de anuncios, especialmente para los jóvenes.


Por la tarde, Zapatero también fue diferente al de los cuatro debates anteriores. Torres Mora debió regresar de la isla, pero sólo se intuyó su regreso muy sutilmente.


El presidente del Gobierno esta vez optó por estar contundente, duro, por ir cara a cara en cada debate – el Ejecutivo está convencido de que le favorece la discusión sobre asuntos de inmigración y seguridad ciudadana – y no dar respiro.


EL PP


Primero arremetió contra el PP. Recordó sus «profecías catastrofistas» en torno a que volvería «el paro, el despilfarro y la corrupción» y contrapuso, con datos, que nada de esto se ha cumplido.


En este sentido, concluyó: «Cuando hay profecías fallidas, es que hay una oposición fallida».


Pero no se quedó ahí. Como el Aznar de los últimos tiempos, riñó con dureza a la oposición – «han sido profetas del desastre y, además, un desastre como profetas», dijo – . Se puso de ejemplo de lo que debía hacer el PP e, incluso, recordó el pasado de AP.


En este apartado de su discurso, Zapatero dio una imagen de killer que era inusual en él. «En una primera etapa las profecías suenan dramáticas, en una segunda etapa suenan amenazadoras y, en una tercera etapa, suenan cómicas, como bufonadas».


RAJOY Y ACEBES


Un estilo parecido utilizó Zapatero para contrarrestar las críticas de Mariano Rajoy en torno a los problemas con la inmigración irregular y la seguridad ciudadana.


Aunque hay que reconocer que lo tenía fácil, Zapatero no tuvo más que recordar que su adversario político y quien se sienta justo a su lado en el escaño, Angel Acebes, fueron ministros del Interior de este país desde el año 2000 hasta las elecciones de 2004.


Entonces… abrumó con datos, denunciando la reducción de efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado durante la última legislatura con el PP del Gobierno, asegurando, además, que la existencia de bandas organizadas no es nueva.


En cuanto a la inmigración, con el mismo recordatorio a los dos líderes del PP, utilizó similar procedimiento.


«Este Gobierno regularizó a 700.000 personas que debían estar en España en agosto de 2004, es decir, que al menos había 700.000 personas trabajando ilegalmente cuando llegamos al Gobierno, que habían entrado en España irregularmente, y no eran 700.000, todos sabemos que se acercaban al millón y medio de inmigrantes irregulares los que entraron en España cuando estaban ustedes», dijo.


Por ello, Zapatero, con más avalancha de datos, defendió que su Ejecutivo ha regularizado estas situaciones: «¿Qué se hace con 700.000 personas trabajando irregularmente en este país? ¿Podemos expulsarlas? No hay Administración capaz de ello», afirmó.


Además, recordó que países como Alemania, Bélgica, Portugal, Italia, Grecia, los Países Bajos o el Reino Unido han hecho procesos de regularización.


ESTATUTOS


Finalmente, Zapatero habló sobre política territorial, y en este aspecto bajó el tono, al entender que así también lo hizo Rajoy.


De hecho, se comprometió a dar por olvidado todo lo dicho y hecho por el PP en torno al Estatuto de Cataluña a cambio de buscar consensos en las nuevas reformas estatutarias que vienen.


Zapatero, no obstante, también pasó factura en este asunto. «Le he vuelto a oír hablar de la idea de España, de la idea de la Nación. Quizá ha bajado un poco el tono, porque evidentemente su profecía de la ruptura de España, de la ruptura de la cohesión y la solidaridad, es otra profecía fallida. La verdad, señor Rajoy, es que usted no tiene ni idea de lo que realmente es España».


Y, además, explicó lo que para él es España: «España es la realidad de todos. No es el sueño excluyente de nadie. Es un país pacífico y plural, que tiene una dilatada Historia y un porvenir garantizado».


Al final, en otro aspecto inusual en él, Zapatero se cebó recordando actitudes de Alianza Popular en cuanto a la aprobación del título VIII de la Constitución o sobre el rechazo al anterior Estatuto de Cataluña.


José Luis Rodríguez Zapatero volvió a sus esencias sólo al final de la réplica. Tendió una mano a Rajoy, no sin pedirle que dejara de practicar «la falta de respeto, el insulto y la descalificación contra este Gobierno y el PSOE».


Pero, más allá de esto, el líder socialista pidió al de la oposición hablar de futuro, «alejados de descalificaciones, exageraciones y dramatismo, porque no se lo cree nadie; porque este país, España, afortunadamente, y gracias a los ciudadanos, tiene un presente seguro y garantizado y un futuro inmejorable».


En la tercera réplica, Torres Mora ya había ocupado el escaño.Pero Zapatero siguió a lo suyo. Sacó la fotografía de las Azores, ratificó que las bandas de delincuentes llevan muchos años en España y no es una situación nueva y reiteró que la política migratoria es un fenómeno que trasciende a los gobiernos.


No obstante, la presencia del malagueño se notó al final: «En aras de la concordia, de la convivencia nacional, de lo que representa el futuro de nuestro país, vuelvo a decirle en nombre del PSOE y del Gobierno que para mí se ha acabado y se ha pasado la página de todo lo que dijeron sobre el Estatuto de Cataluña y este Gobierno».


Parece que de aquel bambi sólo queda ya la última frase.


Lea el discurso de Rodríguez Zapatero íntegro en www.elmundo.es/

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)