Apocalípticos contra bambis
Diario Sur, 30-05-2006EN vísperas del gran debate, la relación entre la inmigración y la delincuencia se ha convertido en la enésima oportunidad de la temporada aprovechada por el PSOE y el PP para escenificar sus hostilidades explorando los límites de la demagogia. Es una curiosa forma de actuar: ninguno de los dos miente, pero dicen sólo una parte de la verdad como si fuese toda la verdad y de ese modo demostrasen que el otro miente, con lo que al final parece que ambos mienten, ya que para los simpatizantes del PP miente el PSOE y para los simpatizantes del PSOE miente el PP. Es una forma interesante de prestigiar la política.
El secreto de todo esto no es ningún secreto: el PP y el PSOE han convertido en un debate lo que son dos debates (inmigración y seguridad). Así, debatiendo sobre cosas distintas no corren el riesgo de llegar a entenderse. Al final la regla de ‘cuanto peor, mejor’ no es sólo un eslogan anarquista de Koprotkin o la consigna de ETA, sino una forma de entender la política.
De momento el PP abusa del alarmismo populista y el PSOE del buenismo naif. Por supuesto, ni cabe identificar inmigración con delincuencia ni cabe desmentir que hay una delincuencia amparada en la inmigración. En todo caso, la realidad parece ser lo de menos: el caso es dar alpiste al electorado. Por supuesto, la inmigración merecería algo más que otra de estas sesiones dobles de apocalípticos contra bambis.
El PP alerta del ‘efecto llamada’ torticeramente. Marruecos y el Gobierno han reducido las pateras casi a la mitad, y por eso se abren nuevas vías con los cayucos. Por demás, ¿qué se podía hacer con los 700.000 ilegales que heredó este Gobierno tras las oleadas de 2001 – 2003? La expulsión masiva tipo Edad Media era impensable, incluso logísticamente; pero mantenerlos en la ilegalidad no era viable, siquiera porque esos inmigrantes hacían uso de los servicios públicos sin pagar impuestos como los demás. Tras esa masa llena de desheredados, en todo caso, ha crecido la delincuencia. A menudo se dan cifras técnicamente falsas (como las órdenes de busca y captura o la población reclusa, ambas condicionadas por la falta de domicilio de los inmigrantes) pero los extranjeros representan, eso sí, más de un tercio de las detenciones y un problema de escala que no se puede emplastar con las frases buenistas al uso.
Este puzzle complejo no puede verse pieza a pieza, sino en toda su complejidad. En fin. A grandes asuntos, grandes líderes. Y ahí nos podemos quedar esperando.
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