«Argelia es un país rico, pero desafortunadamente los jóvenes sufren marginación y desempleo, debido a la mala gestión. Algunos jóvenes pierden la esperanza en su país y migran a Europa en pequeños barcos de pesca, en viajes peligrosos. Mi hermano Hakim es uno de estos jóvenes que no le dijo a nadie que emigraría, excepto a nuestra hermana, momentos antes de que el barco despegara. Cuando nuestra madre escuchó la noticia, enfermó y nuestro padre esperó escuchar buenas noticias de su llegada y de que no se había ahogado». Así arranca el emotivo relato que Othman Menouer hace para ‘La Verdad’ sobre las horas de angustia que vivieron en casa, al saber que Hakim se había subido a una patera, rumbo a España.

«Vimos tu artículo y su imagen y supimos que estaba bien. Esa imagen descansa en nuestro corazón», cuenta Menouer al periodista, sobre la noticia del 8 de septiembre acerca de las penurias sufridas por cincuenta inmigrantes argelinos en la Comisaría de Cartagena. A falta de unas instalaciones adecuadas para su detención provisional durante el máximo legal de 72 horas – la Delegación promueve la polémica instalación de un Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) en el puerto – , los extranjeros pasaron la noche en sillas, bajo una carpa de lona instalada en el patio.

«El primero en organizar el viaje es un guía que conoce bien el mar. Compra un bote y un buen motor con dinero de los inmigrantes , que pagan alrededor de 600 euros por persona. Luego, siguen el clima y salen cuando el mar está en calma. Y cuando llegan a España, dejan el bote y huyen. Eso es lo que paso con mi hermano», explica Othman sobre el modo en que los inmigrantes salen del norte de África.

Las autoridades españolas han recabado pruebas de que la inmensa mayoría de las pateras salen del litoral de Mostaganem. Y, precisamente, Hakim, de 25 años de edad, es natural de la cercana localidad de Hadjadj, según su pariente.

Este no duda en comentar que «existen otros métodos de migración ilegal organizados por redes especializadas». Y recuerda que el 22 de febrero «los argelinos organizaron manifestaciones pacíficas que sorprendieron al mundo con la esperanza de un cambio y una vida mejor», pero que estas revueltas contra Abdelaziz Buteflika, quien acabó dimitiendo de la Presidencia en abril, no han acabado con la huida masiva hacia Europa.

La familia de Hakim alivió respirada cuando vio su foto en este diario. Pero, ¿qué fue de él? Con la prudencia de quien protege a un ser querido, sin detalles sobre la Policía o los juzgados, Othman lo resume así: «Después de su liberación, se fue en tren a ver a un amigo en Valencia, antes de mudarse a Francia. Ahora espera comenzar su vida nuevamente y alcanzar sus ambiciones».