José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy celebrarán hoy en el Congreso de los Diputados el segundo debate sobre el estado de la nación de la presente legislatura. Y lo harán en una situación política nueva, o al menos marcadamente diferente en sus grandes carpetas, que se sustancian en cuatro: el alto el fuego permanente de ETA; el debate territorial en España; la inseguridad en muchas zonas de la Península, pero con un notable componente de asunto de máxima preocupación en estas fechas en Catalunya, y la inmigración, muy relevante en Canarias, pero también especialmente preocupante a través de los Pirineos. Ésa es la agenda puesta sobre la mesa, aunque será muy importante seguir con atención cómo se elabora el menú. Sería deseable que la cuestión de la paz no derivara en un rifirrafe entre Zapatero y Rajoy. Los dos han de ser muy cuidadosos en esta materia, ya que nada es más satisfactorio para los violentos que ver como los partidos democráticos discuten ácidamente entre ellos. Más allá de la discusión propiamente dicha, un asunto nada menor será observar cómo se configuran las alianzas parlamentarias y las repercusiones del duelo nacionalista catalán. El debate sobre el estado de la nación puede acabar conformando el preludio de movimientos de más calado en la política española, incluso antes de que se dé por agotada la presente legislatura.
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