Respuestas para la España real
La Vanguardia, 30-05-2006Ni España se ha roto, ni la familia se ha disuelto, ni la economía se ha hundido, tal y como auguró Rajoy en el anterior debate del estado de la nación. Con estas evidencias, los socialistas acuden hoy al Congreso dispuestos a aguantar sin inmutarse el chaparrón que Rajoy descargará sobre Zapatero y que, según el secretario de organización del PSOE, José Blanco, será exaltado y rencoroso en el tono, y cínico y reaccionario en el contenido. En cambio, hoy se crea más empleo que nunca y hay superávit en las cuentas públicas. No es la hora del apocalipsis, sostienen los socialistas, sino de la primavera. También la que ha llegado al País Vasco, lo que será evidente referencia en el debate, aunque no objeto de discusión. El PSOE, según explicará su portavoz parlamentario, Diego López Garrido, quiere mantener en este periodo final de legislatura su política reformista, pero desplazando el protagonismo de los derechos civiles y las políticas sociales – que son los ejes sobre los que ha pivotado en estos dos años la acción del Gobierno – , para concentrarse en demandas ciudadanas prioritarias como son conseguir empleos más estables y viviendas más asequibles. Lo primero, desarrollando el acuerdo social alcanzado con trabajadores y empresarios; lo segundo, a través de un amplio acuerdo institucional con ayuntamientos y comunidades autónomas. Temas ambos adscritos a la llamada España real y para los que CiU será buen compañero de viaje, pese a que los socialistas no renuncian al apoyo de su hasta ahora socio preferente, ERC. La consigna es seguir sumando respaldos parlamentarios, que encima tienen la virtud de arrinconar y aislar al PP. Los socialistas llevan minuciosamente preparada la réplica a las alarmas que los populares dispararán por la inmigración ilegal y la inseguridad. En resumen: el verdadero coladero de sin papeles se produjo en los ocho años del gobierno de Aznar – cuando entraron en España 1,5 millones de irregulares – y fue el PP el que apostó por la seguridad privada en detrimento de la pública, según la admonición de Álvarez Cascos de que quien quiera seguridad que la pague. Así las cosas, Blanco ya dice en público lo que antes sólo decía en privado: que Rajoy se caerá del cartel electoral popular del 2008. Hoy, dijo, es su última oportunidad de evitarlo si se desvincula del sector ultra que a su juicio capitanea una triple A: Aznar, Acebes y Aguirre.
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