Es impensable que en un debate sobre el Estado de la Nación como el que comienza hoy en el Congreso de los Diputados no sea motivo de discusión la estrategia del Gobierno ante la tregua permanente declarada por ETA hace poco más de dos meses. Sin embargo, si se cumplen los propósitos compartidos de común acuerdo por el jefe del Ejecutivo y el líder del primer partido de la oposición, el cuerpo a cuerpo parlamentario entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy orillará en la medida de lo posible este trascendente asunto, que será objeto de debate monográfico en junio.

En ese pleno, que según fuentes gubernamentales podría tener lugar la próxima semana, el jefe del Ejecutivo hará una exposición específica y pormenorizada sobre la tregua terrorista y pedirá el aval de los diputados para dialogar con ETA. Esta mañana, eso sí, Zapatero, recordará en su primera intervención que hoy mismo se cumplen tres años del último atentado mortal de ETA, el asesinato de los policías nacionales Julián Embid y Bonifacio Martín en Sangüesa. Pero serán otros temas, como la reforma autonómica y la inmigración ilegal, los que marquen las pautas de la discusión entre el presidente del Gobierno y el líder del principal partido de la oposición, quien tampoco desea opacar con críticas a la política antiterrorista el resto de sus duros reproches contra la gestión gubernamental.

El jefe del Ejecutivo volverá a defender desde la tribuna de oradores del Congreso las reformas estatutarias, convencido de que son cambios que contribuyen a «mejorar» la cohesión territorial de España. La buena marcha de la economía tampoco estará ausente de su discurso. De entrada, el Gobierno hizo ya un balance «excelente» de la evolución de los indicadores económicos en la comunicación que envió al Congreso para que convocar este debate sobre el estado de la nación, el decimoctavo en la historia de la democracia. Los avances en derechos sociales y ciudadanos será otro de los hitos destacado por el jefe del Ejecutivo.

Políticas conectadas

El líder de la oposición, a su vez, intentará demostrar que todas las políticas que desarrolla el Gobierno socialista están conectadas y presentará la ruptura del consenso constitucional como el origen de los problemas más graves que, a su juicio, sufre España. Así, volverá a acusar al presidente de debilitar el Estado con sus reformas estatutarias y la ampliación de competencias de las autonomías en lugar de fortalecer las competencias del Gobierno central para afrontar con eficacia las carencias en educación, inmigración, política exterior o seguridad. «Zapatero ha hecho de la división un auténtico programa de gobierno», proclamó ayer a este respecto el secretario general del PP, Ángel Acebes.

Rajoy también aprovechará la inseguridad ciudadana y las entradas masivas de inmigrantes irregulares para socavar la confianza de los ciudadanos en el Ejecutivo. Una vez más, aludirá al «efecto llamada» que, según el PP, ha ejercido la regularización masiva de inmigrantes sin documentación.

En este sentido, Acebes adelantó ayer en una conferencia de prensa que la inmigración es un problema complejo que «se ha multiplicado y agravado en España con la política de Zapatero ». El secretario general aprovechó para rectificar las afirmaciones que hizo en el Congreso el pasado miércoles, cuando relacionó las avalanchas de inmigrantes ilegales con la inseguridad ciudadana: «Jamás he confundido a un emigrante con un delincuente», aseguró. Sin embargo, puntualizó que la existencia de bandas de asaltadores de chalés procedentes de países del Este es «una realidad incuestionable».

Para completar su discurso de oposición, Mariano Rajoy ofrecerá hoy las propuestas del PP como la única alternativa posible en defensa de la nación española y planteará diversas reformas en educación, política fiscal y legislación penal.