El ‘Aita Mari’ zarpará a Lesbos sin descartar el rescate de náufragos en el Mediterráneo

El buque parte el miércoles desde Pasaia hacia el Egeo en plena ofensiva de Turquía a la población kurda de Siria

Diario de noticias de Gipuzkoa, JORGE NAPAL IKER AZURMENDI , 11-10-2019

“En cada momento veremos cuál es la mayor urgencia;ahora mismo está en Lesbos”.

DONOSTIA-Cuando más remota parecía la posibilidad, a un mes de unas elecciones generales en las que cualquier paso en falso se paga caro, el atunero vasco reconvertido en buque humanitario ha conseguido por fin el despacho que le permite zarpar al Mediterráneo. La tripulación del Aita Maricasi daba por hecho que no iba a ser posible durante este mes, pero finalmente zarpará el miércoles.

Lo hará a una hora todavía por determinar que fijará el capitán según el parte meteorológico, y con destino a Sicilia, donde instalará su puerto base. Una vez haya repostado el combustible necesario para proseguir la travesía, echará amarras en la isla griega de Lesbos, donde el Aita Mari repartirá siete toneladas de ropa, mantas y material higiénico.

El despacho no podía haber llegado en un momento más oportuno. Las noticias desde el mar Egeo no son nada halagüeñas. Los campos de refugiados de las islas, saturados y fuera de control, han centrado la atención estos días, sobre todo a raíz del incendio declarado en el campo de Moria en el que murieron varias personas, lo que ha exigido a Grecia acelerar su plan de evacuación.

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Las autoridades trasladaron el lunes a unos 500 migrantes, pero los problemas no cesan. El inicio de los bombardeos de Turquía a la población kurda de Siria no hace sino temer una nueva marea humana huyendo del horror. El presidente Erdogan ha elevado la tensión en la zona apenas dos días después de que su homólogo estadounidense, Donald Trump, haya retirado sus tropas. Erdogan no pudo ser ayer más explícito, al amenazar a Europa con abrir el paso “a 3,6 millones de refugiados” si critica su ataque a Siria. Al menos 14 civiles murieron a ambos lados de la frontera por el intercambio de fuego entre el Ejército turco y las milicias.

En este contexto parte el barco con sede en Pasaia, que se desplazará hasta la cercana isla junto a Turquía. La notificación de la dirección general de la Marina Mercante llegó “por fin” el miércoles a las 11.30 horas. El Gobierno Vasco, que apadrina este proyecto con un importante respaldo económico, fue informado de inmediato. Desde el Ejecutivo felicitaron y animaron a la tripulación “para continuar hacia adelante” con su misión humanitaria.

En la resolución de despacho se indica que el buque tiene autorización para poner rumbo a Licata, la ciudad ubicada en la costa sur de Sicilia donde inicialmente fondearán. La travesía debe realizarse ininterrumpidamente, sin escalas, y sus tripulantes no pueden desempeñar “ninguna acción activa de rescate”. De hacer caso omiso, pueden enfrentarse a elevadas sanciones económicas, según recoge el documento. “Sí podría realizarse un rescate puntual de una embarcación que podamos encontrar a nuestro paso, pero no se nos autoriza a desempeñar ninguna acción activa en ese sentido”, precisa Iñigo Mijangos, presidente de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), que hace posible este proyecto.

INCIERTO ESCENARIOPero el recrudecimiento de la violencia en Siria y la negativa sistemática de la dirección general de la Marina Mercante para que el buque vasco pueda realizar labores de rescate parece dibujar un incierto escenario aún por despejar. “Iremos determinando en cada momento cuál es la mayor urgencia. Ahora mismo el objetivo está en Lesbos, y cuando terminemos con la misión el buque regresará a la base de Sicilia, a la espera de ver los pasos a dar”. Mijangos advierte no obstante de que van a ser escrupulosos con el respeto de la ley, “pero estudiando a su vez qué podemos hacer en cada momento. Nuestro objetivo es humanitario”, subraya el presidente de la ONG, sin cerrar la puerta a una eventual misión de rescate de náufragos “según los acuerdos y circunstancias” que se planteen más adelante.

Salvo que haya una razón técnica para volver, el Aita Maritiene previsto quedarse en el Mediterráneo, entre otras cosas, por el alto coste económico que entrañan los constantes desplazamientos. “Actuaremos en base al escenario que se vaya dibujando”, insiste Mijangos.

Por lo pronto, será la segunda ocasión en la que el buque descargue material en la isla de Lesbos, donde opera un equipo sanitario de la organización desde 2015. El Aita Mariya atracó en Lesbos en abril, en una primera misión humanitaria en la que trasladaron material sanitario, comida, leche para niños, pañales o ropa. Nuevamente, zarparán el miércoles para descargar esta vez siete toneladas de material tras una singladura que, se calcula, se prolongue por espacio de diez días.

La bodega no da para más, pero toda ayuda en la zona será poca. “Ya lo veníamos advirtiendo desde junio. La situación se estaba complicando y era previsible que con el tiempo se fuera a complicar más. Ahora, tras el inicio de la guerra en la región del Kurdistán, obviamente, los sirios huyen. Llevan tiempo informando de que había unas 30.000 personas en la zona turca esperando a cruzar y ahora el número va a ir a más. Las previsiones desde luego que no son positivas”, lamenta Mijangos.

Y lo hace con cierto regusto amargo por haber recibido el despacho tres semanas después de solicitarlo “cuando podían haber respondido con mucha más antelación”.

Entretanto, el Gobierno turco no se arredra ante las denuncias internacionales que ha despertado su ofensiva contra las milicias kurdas en el norte de Siria. Erdogan amenazó ayer con que si la Unión Europea o sus Estados miembros que han exigido a Ankara detener su avance militar continúan con sus críticas, dará por terminado el acuerdo antimigratorio firmado en 2016 con Bruselas. El desenlace ante ese hipotético caso resulta imprevisible.

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