La hispanofobia prende mecha en los estados del oeste y sur

El Mundo, 30-05-2006

«Tal vez algunos de vuestros guerreros de la raza estén dispuestos a poner en marcha estas ideas… Robad el dinero a los inmigrantes ilegales camino del banco. Hacedles sentir el calor y lo que supone ser una persona sin estatus. Instigad a los niños hispanohablantes para que no vayan a las escuelas.Cread una campaña anónima advirtiendo que cualquier nuevo inmigrante ilegal será disparado, lisiado o seriamente herido en cuanto cruce la frontera».


El manual de instrucciones lo firma Laine Lawless, fundadora del grupo Border Guardians (Guardianes de la Frontera), cuya tarjeta de presentación fue la quema de una bandera mexicana frente al consulado del país vecino. Lawless estuvo el año pasado patrullando en la frontera de Arizona junto al aguerrido Chris Simcox, fundador de los Minutemen. Al cabo de un año, cansada de la actitud pasiva de los vigilantes, Lawless ha decidido pasar a la acción directa con su grupo de guardianes, armados con pistola o rifle y vestidos con uniforme paramilitar. Su mensaje electrónico, titulado ¡Cómo deshacernos de ellos!, fue dirigido a Mark Martin, comandante de las SS y líder del grupo neonazi Movimiento Nacional Socialista, implantado en 30 estados.


La actividad de los Border Guardians es apenas perceptible más allá del rancho de la propia Laine Lawless en Arizona, pero el número de grupos racistas ha aumentado un 33% desde que arrancó el debate de la inmigración. Según el Southern Poverty Law Center (SPLC), la asociación que sigue de cerca la actividad de los grupos extremistas, el odio al negro está dejando paso al odio al ilegal, y al hispano. La mecha de la hispanofobia se está propagando principalmente por los estados del oeste y del sur, agitada por asociaciones como SOS (Salvemos Nuestro Estado, en sus siglas en inglés), US Inc. o Numbers USA, con ramificaciones en Washington y con hilo directo con la facción ultraconservadora del Partido Republicano.


El mensaje electrónico de Laine Lawless, interceptado el pasado 3 de abril, es la primera piedra de la hispanofobia que viene.Según Mark Potok, portavoz del SPLC, «los grupos de odio están explotando el debate de la inmigración para reclutar adeptos».La inmigración ilegal ha sido no sólo «el factor aglutinante», sino «el asunto palpitante y de resonancia real» que les está permitiendo llegar a un amplio espectro de la población.


De los 762 grupos de odio detectados por el SPLC en el 2004, hemos pasado a los 803 el año pasado. Muchos de ellos son prolongaciones o escisiones de las milicias o de grupos supremacistas blancos que han decidido reciclarse y subirse a la ola del movimiento antiinmigración.


El padrino ideológico de todos ellos es el doctor John H. Tanton, que hace 23 años fundó la Federación Americana por la Reforma de la Inmigración. Curiosamente, Tanton comenzó su andadura en grupos ecologistas como el Sierra Club, hasta que el énfasis en el control de la población y la lectura de una novela de tintes racistas (El campo de los santos, de Jean Raspail) consumaron su conversión.


«Las hordas de masas del Tercer Mundo tienen sus ojos puestos en la aparente riqueza del oeste industrializado», escribió Tanton en 1975. «Los países desarrollados están justo en el camino de esa gran tormenta». Desde su refugio en Michigan, el doctor Tanton alentó la creación de una red de organizaciones para dar cobertura ideológica y allanar el camino político al frente antiinmigración.Al cabo de 30 años, sus prédicas están dando frutos.


Según la investigación del Southern Poverty Law Center, más de una veintena de grupos inspirados por Tanton se han arracimado en torno a US Inc. El brazo político del movimiento antiinmigración, Numbers USA, ha echado ya raíces en Washington y ha propiciado el acercamiento entre el ultraconservador Brian Bilbray y el republicano Tom Tancredo, el artífice de la durísima ley de inmigración aprobada en noviembre por el Congreso y que provocó las protestas masivas de hispanos en las calles.


La investigación del SPLC alerta también de las conexiones entre la facción dura del Partido Republicano y los grupúsculos de extrema derecha. En el citado encuentro en Washington circuló de mano en mano la revista Citizens Informer, publicada por el grupo supremacista blanco Consejo de Ciudadanos Conservadores.El informe desenmascara también la pretensión de vender en los medios la campaña de la ultraderecha como un «movimiento de base» puesto en marcha por americanos corrientes.


En un reciente cónclave de los Minutemen en las cercanías de Arivaca, Arizona, pudimos comprobar in situ la presencia de miembros armados de las milicias de ultraderecha, venidos de las más diversas partes del país para patrullar la frontera. Aunque la mayoría de los vigilantes se comprometieron a respetar la ley y colaborar con la Patrulla de Fronteras, también se escucharon proclamas racistas contra «la invasión del sur» y llamadas a la acción directa.

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