“La inmigración representa una oportunidad de negocio y de progreso para toda España”. Con este convencimiento nació hace ahora un año la agencia de publicidad y márketing Minority, la primera especializada en el consumidor inmigrante. “Si hay un 9% de la población inmigrante y en zonas como Madrid o Catalunya se llega al 13% o al 11,5%, lo normal es que las empresas dedicaran a este colectivo buena parte de su gasto en publicidad, pero muy pocos lo ven así, y sólo destinan migajas” dice José Santamaría, socio de Minority.
Es el caso, por ejemplo, de los productos infantiles. El 13,8% de los nacimientos son de madre extranjera y en provincias como Girona, Lleida o Madrid, la tasa supera el 20%. “Las empresas del sector dicen que el colectivo de inmigrantes no tiene gran poder adquisitivo. ¿Es que se creen que los niños no llevan pañales y no toman papilla?”, se queja incrédulo Santamaría. En el polo opuesto, firmas del sector de electrodomésticos, como menaje del hogar, han sabido ver el gran negocio de ofrecer productos demandados por el sector, como las ollas arroceras, “que se han vendido como churros”. Una consultora ha llegado a la conclusión de que la generalización del tanga como prenda íntima tiene mucho que ver con los hábitos de las mujeres latinas.
Muchos inmigrantes no conocen marcas españolas, “son consumidores vírgenes y una empresa puede darle la patada a su competidor, con quien se mide por un punto arriba o abajo, si atiende a este colectivo”, según Minority.