Si la primera entrega de la encuesta de EL MUNDO no dejaba muy bien paradas las expectativas electorales del actual Gobierno, la segunda es un durísimo varapalo a su errática política migratoria.Un detenido análisis del sondeo muestra hasta qué punto se ha extendido en España la sensación de que el Ejecutivo no está siendo capaz de abordar la avalancha de inmigrantes que sigue llegando a España por tierra, mar y aire.

Sólo durante este fin de semana, cientos de africanos han desembarcado en Tenerife. Según la estadística que publicamos el sábado, la mayoría serán trasladados a la península y puestos en libertad dentro de 40 días con una orden de expulsión en el bolsillo que casi nunca se hace efectiva. La policía sólo expulsa a los pocos que no han roto o arrojado su documentación al mar.

Para muchos de los encuestados, el origen de este panorama desolador hay que buscarlo en el polémico proceso de regularización emprendido por el Gobierno el año pasado. La medida puso en regla la situación de 600.000 inmigrantes, pero generó un desastroso efecto llamada que ha disparado el número de indocumentados que intentan entrar en España. Al menos así lo piensa el 70,2% de los encuestados, incluidos el 61,3% de los votantes del PSOE y el 50,6% de los de Izquierda Unida. Un dato que no debe extrañar si consideramos que el 53,4% considera globalmente negativa la iniciativa del ministro Caldera.

Escaso apoyo recibe la ofensiva diplomática que el Gobierno está emprendiendo en Africa. El 51,4% cree que no servirá para resolver el problema – incluido el 47% de los votantes socialistas – y sólo el 33,5% piensa que puede solucionarlo. Por el contrario, ocho de cada 10 encuestados estarían de acuerdo en establecer una política de cupos de inmigrantes según las necesidades de empleo que hubiera en cada momento, una iniciativa que – combinada con un férreo control fronterizo – podría ayudar a aliviar el problema.

Sean cuales sean las soluciones, lo más inquietante de la encuesta es sin duda la creciente preocupación que la inmigración suscita en la sociedad española. El 69,1% de los encuestados considera que hay demasiados extranjeros en España, una cifra que debería ser un motivo de reflexión para nuestros políticos. Por más que se empeñen Zerolo y José Blanco – que ayer volvieron a identificar a Acebes y al PP con el lepenismo y la extrema derecha – , este sentimiento no es patrimonio exclusivo de la oposición, sino que lo comparte el 68,4 de los votantes socialistas y el 51 de los de IU.

La encuesta refleja un paisaje muy peligroso para el Gobierno, que debería reconocer el error que supuso la regularización y cambiar el rumbo de su política inmigratoria. Iniciativas como el refuerzo diplomático en Africa son positivas, pero no producirán resultados si no se combinan con un control eficaz de nuestras fronteras.