Hediondos
La Verdad, 27-05-2006Hay pruebas arqueológicas que demuestran que los egipcios entrenaban mandriles para que sirvieran las mesas (lo he leído). Hay pruebas arqueológicas que demuestran que algunos mandriles pueden ser presidentes y dueños de clubes de fútbol (lo he comprobado). Véase a Ruiz de Lopera haciendo mutis del Betis, pero menos. Que se va el 30 de junio, que designará sucesor y que de momento mantiene sus acciones (si no le obligan a venderlas). Ha dicho el tío, entre otras cosas, eso de que «luego llegarán unos y se gastarán cuatro mil millones en cuatro negros, con todos los respetos, a los que no conoce nadie ». Con todos los respetos, faltaría más. Tantos como los de esos habitantes de Garachico (Tenerife) hacia los menores de Senegal y Malí que llegaba al campamento provisional de la Cruz Roja. Vale que a la puerta de mi casa no llega todos los días en cayuco (antes pateras, en el futuro, dependiendo del lugar, lo mismo son canoas) una avalancha de inmigrantes africanos, y que probablemente me tendría que ver en una así, pero de ahí a todo lo que soltaron a los asustados chavales de entre 13 y 16 años va un trecho. Y muy gordo. Para que luego venga el tontolhaba de Samuel Eto’o a ponerse intenso y quererse ir cuando le gritan en los campos de fútbol (ya quedamos en que hijo de puta no es mejor que lo de uh, uh, uh).
Vamos, que la escena de miedo (daba más susto que la vena de María Patiño en todo lo suyo) parecía que en lugar de en las Islas Canarias hace dos días estuviera teniendo lugar en la Alabama segregacionista de los años 50. El grito de hediondos dirigido a los chicos supongo que es lo que ha llevado al Gobierno canario a pedir calma. Como si pides unicornios o chicles bazoka, tío. Olvídate. No hay. Tampoco es que esté todos los días mirando espectáculos semejantes pero es que nunca había oído semejante insulto (aunque es cierto que sin palabras, pero con mascarillas cuando se les rescata de los barcos, se dice algo así; pero, demonios, no es lo mismo). Hemos pasado sin darnos cuenta de un racismo tímido y difuso a un racismo militante sin el más mínimo pudor. No sé, quiero pensar que si los que llegaran en cayucos fueran rumanos dando un gran rodeo también les llamarían hediondos. Pero me temo que no.
Y menos mal que los asaltos a chalets no los hacen señores negros, que se sepa, que si no estábamos arreglados. Bueno, estaban arreglados los negros, que ya tienen bastante. En España hay dos clases de negros fundamentalmente, los inmigrantes y los amigos de Toni Anipke, esos que, o bien bailan en la espantosa casa nigeriana de ese pedazo de señor (sus brazos son como mis muslos, aunque no de musculosos, de gordos), o bien actúan en calidad de entorno, palabra tan de moda, en algún programa de televisión. Si viniera George W. Bush podría preguntar (como hizo al presidente brasileño cuando visitó el país sudamericano) eso de «¿Ustedes también tienen negros?». Y mandriles que les llaman hediondos.
(Puede haber caducado)