El dirigente del PP Ángel Acebes ha reincidido en la tergiversación que ya utilizó en su día desde el Gobierno. Relaciona los robos violentos cometidos por bandas organizadas con la inmigración, es decir, identifica inseguridad con inmigración y, además, a todos los extranjeros con los inmigrantes.
Siendo ministro, Acebes proporcionaba datos sobre las detenciones de extranjeros, ocultando que la mitad del total no se correspondían con detenciones por sospecha de delito, sino que obedecían a la residencia irregular, que no constituye delito.
La otra tergiversación consiste en equiparar a los extranjeros con los inmigrantes. Todos los inmigrantes son extranjeros, pero no todos los extranjeros son inmigrantes. Inmigrante es aquél que llega a España en busca del trabajo y la supervivencia que se le niega en su país de origen. Entre estos, los niveles de delincuencia son inferiores a los de los españoles. Luego están los extranjeros que se desplazan de un país a otro para cometer delitos, dentro de un proceso general de internacionalización de la delincuencia, que no tiene nada que ver con el fenómeno de la inmigración. Las bandas organizadas integradas por extranjeros que se dedican a los robos violentos no vienen a España para integrarse como ciudadanos de pleno derecho, sino con el objetivo de delinquir y luego elegir mejores destinos. La distinción es tan elemental que ignorarla supone generar odio y recelo social hacia quienes ya son imprescindibles en muchos sectores económicos y en la asistencia familiar.