- Los alemanes, siempre conscientes del peso de la historia y preocupados por su imagen en el mundo, están nerviosos. Temen que los neonazis, una minoría que en términos númericos es insignificante, arruine la imagen del país durante el Mundial de fútbol, que empezará el 9 de junio en Munich bajo el lema El mundo entre amigos.
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Hasta un millón de personas podría acudir a Alemania durante el mes que durará el campeonato. Algunos políticos y periodistas ya han lanzado una advertencia: hay zonas en el este de Alemania donde no es recomendable que los turistas de piel oscura o rasgos asiáticos se internen, si es que quieren salir sanos y salvos. En Weimar, tres extranjeros – dos mozambiqueños y un cubano – fueron insultados y agredidos el jueves por ocho ultras de entre 19 y 29 años. Posteriormente fueron detenidos. Uno de los mozambiqueños, de 46 años, tuvo que ser ingresado en el hospital con heridas graves. El mismo día, en un mercadillo en la localidad de Wismar, fue agredido un ciudadano indio.
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No son éstos los primeros ataques supuestamente xenófobos que han tenido lugar en Alemania en las últimas semanas. El fin de semana pasado, un político alemán de origen turco, Giyasettin Sayan, del PDS, el partido poscomunista, fue atacado por desconocidos al grito de “sucio extranjero” en Lichtenberg, un barrio obrero del este de Berlín. Y el 16 de abril, un ingeniero alemán de origen etíope fue golpeado mientras caminaba solo por la calle en plena noche, y quedó en coma varios días.
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Que haya agresiones con un posible trasfondo racista no es inhabitual. Ni en Alemania ni en otros países europeos. Pero el hecho de que sucedan en vísperas del Mundial 2006, un evento que este país quiere aprovechar para exhibir su faz más amable al mundo, ha hecho saltar las alarmas políticas y mediáticas. Ahora la prensa, que habitualmente no se hace eco de estos actos, detalla casi a diario ataques de aparente carácter xenófobo.
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“Hay ciudades pequeñas y medianas en Brandemburgo – el land germano – oriental que rodea Berlín – y en otros lugares a los que no recomendaría ir a nadie con un color de piel diferente; se arriesgan a no salir con vida”, dijo hace unos días en una entrevista radiofónica Uwe – Karsten Heye, quien entre 1998 y el 2002 fue portavoz del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder y que ahora dirige una organización antirracista.
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Heye abrió un debate sobre el racismo en la Alemania actual. Según el ex portavoz gubernamental, en el territorio de la antigua Alemania comunista – donde el paro es más elevado que en el resto del país y para muchos jóvenes las perspectivas laborales y educativas son escasas – hay lo que los alemanes llaman,
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