Sexo 'limpio' en las calles de Murcia
Las prostitutas reclaman su «derecho» a ejercer su actividad en la vía pública Se han comprometido con los comerciantes de la zona del Eroski a no causar molestias
La Verdad, 26-05-2006Se toca, coqueta, el pelo. Le encanta la peluquería. Su ilusión es poder coger un día las tijeras y el secador, y ponerse manos a la obra. Es uno de esos pensamientos recurrentes a los que se abandona para pasar las horas muertas, en la madrugada, mientras espera a algún cliente. Vanessa Vera ha perdido el miedo a la calle, después de cinco años ejerciendo la prostitución en la zona trasera del Eroski, en el barrio del Infante. Este transexual ecuatoriano encontró todas las puertas cerradas cuando llegó a España sin papeles. La necesidad le empujó a ejercer la prostitución, pero deja claro que nadie le obligó. Ahora, defiende con uñas y dientes su derecho a ejercer su actividad en la vía pública, frente a iniciativas de ciudades como Barcelona, que ha comenzado a sancionar a los clientes y ha plantado batalla a la prostitución en la calle.
En mitad del debate, el Comité de Ayuda a las Trabajadoras del Sexo (CATS), presentó ayer en La Merced, en un acto organizado por Solidarios para el Desarrollo, el primer estudio realizado en Murcia sobre el desarrollo de esta actividad en las calles de la ciudad.
49 trabajadoras del sexo han participado en la encuesta. No sólo respondiendo, también proponiendo las preguntas, que reflejan su realidad y sus preocupaciones. Las respuestas «desmontan muchos tópicos», cuenta Vanessa, que ha colaborado de forma muy activa con Sara Ocaña, trabajadora social de CATS que coordina el estudio. Para empezar, echa por tierra la idea de que todas estas mujeres se dedican a esto obligadas por las mafias o proxenetas. «No es verdad que la gente llegue a España engañada; todo el mundo sabe a lo que viene», asegura Vanessa. Aunque nadie niega la existencia de mafias y tráfico de mujeres, el hecho es que la inmensa mayoría de encuestadas por CATS afirman ejercer la prostitución por decisión personal. En seis de cada diez casos, se trata de inmigrantes irregulares que se inician en esta actividad para saldar sus deudas con quienes les han traído a España, o porque la falta de papeles les cierra el paso al mercado laboral.
Casi el 80% quiere que su actividad sea legal y esté regularizada, y proponen la creación de zonas rojas. Lugares de la ciudad donde se ejerza la prostitución de una forma más o menos controlada. «En la zona del Eroski está empezando a pasar – explica Sara Ocaña – ; ellas mismas llegaron a un acuerdo con los comerciantes, a través de CATS, y se comprometieron a comenzar su actividad al cierre de los negocios, y a no dejar basura ni preservativos por el suelo».
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