Alberto Fernández no sacará ningún conejo de la chistera durante la campaña electoral. El presidente del grupo municipal popular en el Ayuntamiento de Barcelona aseguró ayer que no se guardará ninguna sorpresa de última hora para los quince días anteriores a los comicios locales y que tratará de mejorar el resultado del 2003 con un programa que tiene como prioridades la seguridad ciudadana, la inmigración, la atención a las personas y el acceso a la vivienda.
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Fernández Díaz, que dentro de un año repetirá como candidato del PP a la alcaldía de Barcelona, celebró a su manera el tercer aniversario de las elecciones de mayo del 2003. El líder de los populares en el Ayuntamiento ofreció una rueda de prensa en un Park Güell tan frecuentado por los turistas que más bien parecía la Rambla. El dirigente del PP, al igual que Xavier Trias el día anterior, se postuló como el protagonista del cambio que, a su juicio, Barcelona necesita. En un alarde de optimismo reiteró que su aspiración es convertirse en alcalde, algo poco probable dada la escasa predisposición del resto de las fuerzas políticas a pactar con el PP. Y, a diferencia del líder de Convergència i Unió, descartó a dos de las cuatro posibles parejas de baile. Ni Joan Clos ni Esquerra Republicana caben en el gobierno soñado por Fernández Díaz. Se supone que Iniciativa, tampoco. Sólo le queda CiU, pero Trias ya ha anunciado que en sus planes no entra el PP.
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El alcaldable del PP resumió su discurso electoral en un decálogo (Diez propuestas para una Barcelona de 10).Se inicia con la promesa de “una ciudad de ley y con ordenanzas”. Para ello propone incrementar la Guardia Urbana en un millar de efectivos los próximos cinco años para garantizar su presencia en todos los barrios y “desokupar
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Barcelona de okupas, radicales e incívicos”.
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Entre los ingredientes de la fórmula Fernández está un nuevo plan de inmigración, con “pleno apoyo a la inmigración legal” y servicios de inspección más eficaces para clausurar los pisos patera. La receta del PP también incluye la ampliación del parque de vivienda protegida y el freno a las subastas de suelo público; la universalización de los servicios de atención domiciliaria para las personas mayores, y un plan de equipamientos para cada barrio que permita disponer en un espacio urbano reducido como mínimo de un centro de atención primaria, una residencia y un centro de día, una biblioteca y unas instalaciones deportivas.
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En materia de educación, Alberto Fernández demanda un mapa escolar que garantice la puesta en servicio de 5.000 plazas más de guardería. Por lo que respecta a las infraestructuras, cree que el Ayuntamiento ha de apostar, y presionar a las otras administraciones, para que el AVE llegue a Sants en el 2007 y desde
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Sagrera hasta la frontera francesa en el 2009, aunque es partidario de dejar en “vía muerta” el gran túnel que ha de conectar las dos estaciones barcelonesas de la alta velocidad atravesando el Eixample.
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Alberto Fernández propone también “redefinir las zonas verdes y azules y ponerlas al servicio de los vecinos y el comercio” y asume el compromiso de destinar más recursos al mantenimiento, la limpieza, la eliminación de grafitis, el mobiliario urbano y las zonas ajardinadas. Todo eso promete hacerlo sin incrementar la presión fiscal. Todo lo contrario, el líder del PP no renuncia al gancho electoral por excelencia de la derecha clásica e incluye en su decálogo la “rebaja de los impuestos y tasas municipales”.
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