La inmigracion irregular y el Barça
La Vanguardia, 26-05-2006Dos han sido las noticias estrella en toda la prensa española y europea de la semana pasada: la conquista de la Champions en París por parte del Barça y la llegada masiva de cayucos cargados de inmigrantes subsaharianos, muy disciplinados y obedientes, al archipiélago canario.
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Hasta el domingo 21 de mayo, en lo que va de año, había arribado a las costas canarias un total de 7.616 inmigrantes procedentes del continente africano, de los cuales 647 lo hicieron en sólo 12 horas, el jueves 18 de mayo en pleno festejo y euforia barcelonista. Uno de estos subsaharianos que llegaron exhaustos tras atravesar el Atlántico a bordo de un cascarón de nuez, durante cuatro o cinco penosos días, lo primero que preguntó fue: “¿Quién ha ganado la Champions League, el Barça o el Arsenal?”.
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No nos ha de sorprender la pregunta, pues en cualquier rincón de lo más recóndito de África quizás no tengan agua o electricidad, pero en cualquier choza hay una antena parabólica y un aparato de televisión y conocen y siguen al Barça de Eto´o con la misma pasión con que lo harían desde Girona o Mollerussa. Recuerden el reciente anuncio de un hombre que, al pie del desierto, proclamaba que era del Barça a los turistas mostrando una camiseta con la publicidad de una marca de cerveza que patrocina la trasmisión de los partidos. No nos percatamos de que el mundo globalizado carece de fronteras. Y es por ello por lo que, igual que admira a sus astros de fútbol, cualquier africano, asiático o sudamericano contempla con envidia nuestras neveras repletas de comida, nuestros anuncios de supermercados con ofertas increíbles. Ellos se giran y se percatan de que no tienen neveras mágicas y de que sus despensas están vacías; en definitiva, tienen eco…
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No es sensiblero ni demagógico afirmar que los ciudadanos del Primer Mundo no valoramos lo que tenemos ni los privilegios de que a diario gozamos. Ellos, los del Tercer Mundo, sí saben perfectamente lo que no tienen, y que jamás lo tendrán si no se mueven hacia las fuentes de la riqueza. Llámese Europa o América del Norte. Creer ingenuamente que las medidas policiales y la vigilancia de fronteras puertos o aeropuertos para evitar la entrada masiva a nuestro confort es la solución a corto o medio plazo es irreal y temerario. Tampoco lo es articular un sistema de cupos o contingentes según nuestra sociedad del bienestar los necesite. La avalancha de seres desesperados, característica del siglo XXI – como hemos vaticinado hace años – , sólo se podrá abordar e intentar solucionar: 1. con la asunción colectiva de la magnitud de la situación; 2. con políticas a escala de la UE – las medidas nacionales son ineficaces – ; 3. fomentando y financiando la cooperación internacional hacia los países fuente de la inmigración, y 4. pregonando la austeridad de nuestro mundo a favor del Tercer Mundo – por puro egoísmo – , es decir, evitar que vengan.
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Combatir la inmigración irregular, blindar nuestras fronteras, es poner puertas al campo, pues no se evitará que los inmigrantes busquen una salida a su desgraciada realidad. Pensemos que, para todos ellos, la vida, su vida, es lo único que pueden perder en el empeño. Sólo en esta clave se entiende que la preocupación más importante de un sobreviviente fuera saber, en su calidad de culé, si el Barça es el campeón de la opulenta y rica Europa.
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