Rusia y la UE acercan posiciones
FUTURO ENERGÉTICO
>Europa pide "reciprocidad y transparencia" entre suministrador y cliente
La Vanguardia,
26-05-2006
Rusia y la Unión Europea han encontrado una lengua común en la ciudad balneario de Sochi, a orillas del mar Negro, donde se celebró la 17. ª cumbre entre estos dos socios estratégicos.
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El presidente ruso, Vladimir Putin, y sus invitados, los dirigentes europeos José Manuel Durão Barroso, Wolfgang Schüssel y Javier Solana, celebraron durante dos días largas sesiones de trabajo en las que trataron sobre los grandes conflictos actuales, el régimen de visados y la relación energética. Aunque este último aspecto se ha convertido en los últimos meses en el principal tema de desencuentro, ayer los líderes se mostraron confiados en su solución futura. “Es un importante capítulo en nuestra relación”, reconoció el presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, “porque en este asunto tenemos un intercambio muy fluido. La conclusión es que debemos centrarnos en el diálogo energético para comprender la postura del otro”.
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El cálido ambiente de Sochi, donde Putin pasa sus vacaciones de verano, sirvió para comenzar a derretir las malas relaciones que han creado el asunto energético. “Hemos encontrado un alto nivel en nuestras relaciones, lo que hace que haya muchas posibilidades de acuerdos. Se han desarrollado armónicamente”, dijo el presidente ruso. “Somos el principal socio de Rusia, pero no sólo en el aspecto económico, con un intercambio comercial de 160.000 millones de euros y más de 80.000 millones de euros en inversiones en Rusia. Es una relación estratégica”, destacó Schüssel, el canciller de Austria, país que ocupa actualmente la presidencia de la UE.
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“El cliente necesita a su suministrador, y éste a su cliente. La interdependencia es básica. Pero también lo es la reciprocidad y transparencia en nuestras relaciones. Y éstos son los puntos que hemos estado debatiendo”, explicó Barroso.
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La orientación que la UE quiere dar a sus relaciones con Rusia quedó clara cuando se pidió a los dirigentes europeos que comentaran las acusaciones del vicepresidente de EE. UU., Dick Cheney, de que Rusia utiliza el gas como arma política. “Tenemos presente que Rusia es un gran país europeo y es nuestra vecina, y estamos muy preocupados por ser un buen socio”, zanjó Barroso.
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Si en el aspecto energético quedan muchos flecos por unir, rusos y europeos sí mantienen una confianza mutua en otros aspectos. Como colofón a este encuentro al máximo nivel, se firmó el acuerdo de visados y readmisión de emigrantes ilegales. Lo que, según Putin, “supondrá una gran motivación para aumentar la colaboración y la ayuda humanitaria”. Este acuerdo quedó pendiente el año pasado, en la cumbre de Moscú. Entonces, el Kremlin se cerró en banda a la readmisión de los indocumentados. La firma de ayer supone que Rusia admitirá sólo la repatriación de sus ciudadanos, pero no la de los de otros países. Aunque ambas partes acordaron que Rusia tendrá otros tres años para alcanzar acuerdos con países terceros, tras los cuales deberá aceptar a ciudadanos de sus países vecinos que entren de forma ilegal en Europa desde territorio ruso.
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Rusia y la UE también tienen una posición común en el problema de Irán. “Es crucial que unamos fuerzas para encontrar una solución a esta crisis. No sólo somos vecinos, sino además somos socios con responsabilidades globales”, dicen. Se mantienen los contactos con la república islámica a la espera de una respuesta. Si ésta sigue siendo la misma, una actitud común de las potencias estará más cerca.
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Los líderes ruso y europeos también se refirieron al reciente referéndum de independencia de Montenegro. Bruselas y Moscú coinciden en que el proceso que ha llevado a la separación de Serbia ha sido “ejemplar” y marca el camino para futuros casos. “Es ejemplo de una solución negociada, con la intervención de Javier Solana y nuestros vecinos rusos. Ésta se basaba en un 50% de participación y que el sí debía superar el 55%. Al final, la participación llegó al 90%”, dijo Schüssel.
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“Estoy de acuerdo en que hemos de tener en cuenta factores como el histórico o el político”, dijo Putin, quien añadió que este proceso tiene “universalidad”. En Rusia interesan especialmente tres conflictos que han surgido en el espacio postsoviético: las provincias separatistas de Abjasia y Osetia del Sur, en Georgia, y el Trandsniester, en Moldavia, que no ocultan su intención de unirse a Rusia. “Sólo casos como éste (refiriéndose a Montenegro) pueden tener estabilidad en el futuro”, dijo el jefe del Kremlin.
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Aquí en Rusia muchos comentaristas políticos habían identificado el encuentro de ayer como la antesala de la reunión que celebrará el G – 8 en San Petersburgo el próximo mes de julio. Si el encuentro de Sochi es el prólogo de esa gran cumbre, Moscú y Bruselas seguirán arreglando sus rencillas.
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