OPINIÓN/Xenofobia
El Correo, 26-05-2006No puede decirse que al secretario general del Partido Popular le haya distinguido la Naturaleza con el don de la oportunidad. Su vinculación de las bandas de atracadores de casas aisladas que en estos días se han multiplicado en Cataluña, como antes en la Comunidad Autónoma de Madrid y en Valencia, ha levantado una tormenta en la palangana. Claro que Ángel Acebes se ha convertido en la bestia negra de la progresía nacional, si es que este adjetivo aún conserva alguna vigencia y la polémica surge más a cuenta del sujeto que del predicado.
Él vinculó la no muy afortunada política del Gobierno en materia de inmigración con la delincuencia que en estos días se nos ha instalado en el salón comedor de casa. Los medios de comunicación han dado cuenta con profusión de testimonios de casos extraordinarios de crueldad, practicados, según parece con un alto grado de verosimilitud, por bandas de gángsteres procedentes de los países del Este y con experiencia militar en las guerras que asolaron los países balcánicos durante la década de los 90.
¿Quiere esto decir que todos los inmigrantes son asaltantes potenciales de chalés, dispuestos a torturar a sus propietarios hasta hacerles confesar el emplazamiento y la combinación de la caja fuerte? Ciertamente, no, procedan de la antigua Yugoslavia o de cualquier otra parte. La política de inmigración del Gobierno tiene en sí misma suficientes motivos de crítica y suficientes riesgos como para que el dirigente de la oposición se dedique a crear ambiente para una xenofobia que está calando por sus propios medios.
El racismo y la xenofobia son plantas que arraigan en los miedos de la clase media. Por eso, sería una irresponsabilidad ignorar el hecho de que entre decenas de miles de inmigrantes que vienen atraídos por la creencia de que ésta es tierra de oportunidades para ellos, se han colado centenares de delincuentes altamente peligrosos. Esto es así y es muy probable que el ciudadano que vea en los alrededores de su casa a cuatro o cinco tipos de rasgos eslavos no piense que son unos albañiles rumanos en busca de tajo. También es de suponer que no tenga mucho interés en conocer los problemas que dejaron atrás y sólo quiera que el Gobierno garantice su seguridad y la de los suyos. Normal.
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