El presidente mexicano Vicente Fox reiteró ayer que la construcción de un muro metálico en la frontera de EEUU con México «no es la solución al problema de la inmigración ilegal».«Los muros sólo provocan distancias entre los pueblos», dijo a la conclusión de su gira relámpago por los estados de Washington, Utah y California, donde ayer se entrevistó con el gobernador Arnold Schwarzenegger.

«Entre amigos y vecinos, el diálogo y la cooperación son fundamentales», recalcó Fox. «Las medidas estrictas de seguridad no van a solucionar los problemas que nos plantea la inmigración».

Fox suavizó, sin embargo, su tono ayer y se mostró partidario de «una reforma comprensiva» que incluyera medidas de seguridad a ambos lados de la frontera «siempre y cuando se abran los canales legales para la inmigración de trabajadores mexicanos». «Los inmigrantes necesitan ser tratados con justicia», declaró el día anterior a su paso por Salt Lake City (Utah). «México está muy orgulloso de su gente, de su espíritu trabajador y sus valores morales que han contribuido a la economía y a la sociedad de esta gran nación».

Fox alternó los actos populistas, en español, con los discursos en inglés ante círculos de empresarios y políticos locales del oeste norteamericano. El presidente mexicano reconoció que la raíz del problema está en su propio país: «Tenemos que hacer mucho más para crear empleos dignos, de manera que emigrar sea una elección y no una necesidad».

«Pero el reto de la inmigración ilegal exige algo más que medidas de seguridad», recalcó. Pese a las quejas formales, el Gobierno mexicano ha iniciado un acercamiento a la Administración Bush para emprender nuevas medidas de seguridad en la frontera a cambio de la puesta en marcha de un programa de trabajadores huéspedes y nuevas vías para la legalización de los 12 millones de indocumentados que trabajan en EEUU.