El secretario general del PP, Ángel Acebes, vinculó ayer en el Congreso, durante la sesión de control al Gobierno, las «avalanchas» de irregulares, que han convertido las fronteras españolas en un «coladero» con la presencia en España de bandas de delincuentes. «Estas avalanchas, que han convertido a España en un coladero, lo están aprovechando las bandas de delincuentes que operan en nuestras fronteras.

«Estas avalanchas han convertido en un coladero nuestras fronteras. Lo están aprovechando las bandas de delincuentes para introducirse en España – – denunció – – . Sí que tiene que ver las bandas de delincuentes que trafican con seres humanos con la delincuencia que se está produciendo en las casas y los robos con violencia, en los secuestros exprés, en los homicidios. Claro que tiene que ver».

Acebes preguntaba al ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, sobre si cree que la política de inmigración es la adecuada. Esta cuestión iba a ser realizada al presidente del Gobierno por el presidente del PP, Mariano Rajoy, pero finalmente se la formuló Acebes a Caldera.

En cualquier caso, Caldera se defendió asegurando que «por primera vez la política de inmigración está consensuada» con empresarios, sindicatos, sociedad civil, y todas las fuerzas políticas de la Cámara, salvo el PP. «Estamos aplicando los valores que subyacen en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero me temo que imposible explicárselo a usted porque no es un especialista en la materia», respondió al secretario general del PP.

Ayer no hubo debate entre Zapatero y Mariano Rajoy, ya que el jefe de la oposición, que se desplazó a Andalucía para acudir al funeral del padre de Javier Arenas, no consiguió regresar a tiempo al Congreso de los Diputados para preguntar a las cuatro de la tarde al presidente sobre los resultados de su política de inmigración. Jesús Caldera, ministro de Trabajo, fue el encargado de replicar al PP.

Defensa de Zapatero

José Luis Rodríguez Zapatero, por su parte, defendió ayer en el pleno del Senado que «la actitud y el compromiso» de la UE con España para controlar los movimientos migratorios ha cambiado para mejor y pronosticó que las medidas previstas conducirán a una «reducción sustancial» de la presión que sufre Canarias.

El jefe del Gobierno, que considera que las instituciones comunitarias debían haber empezado a colaborar con los países fronterizos «hace bastante tiempo», ensalzó los compromisos que el martes asumió Bruselas con España para trabajar de manera conjunta. Por su parte, el secretario general del PP consideró que las fronteras españolas se han convertido en un «coladero».

La crisis de los cayucos de las islas Canarias motivó la mayoría de las preguntas a las que tuvo que responder el presidente del Gobierno en las sesiones de control del Congreso y el Senado. Por la mañana, el portavoz del PP en la Cámara Alta, Pío García Escudero, le conminó a dejar de «ir por libre» en la UE con decisiones como la regularización masiva de inmigrantes y le reprochó que en lo que va de año se haya «quintuplicado» la llegada de subsaharianos a las islas. Según el dirigente popular, los ‘sin papeles’ se encuentran «hacinados» en los centros de acogida, lo que a su juicio prueba que el problema le ha estallado en las manos al gabinete socialista.

El jefe del Ejecutivo negó que los centros estén «desbordados» a pesar del elevado número de inmigrantes que han llegado en embarcaciones a Canarias en los últimos días e invitó al PP a «comprobarlo personalmente» en las islas. Según Zapatero, no están llegando más ‘sin papeles’.

Labor disuasoria

Por su parte, el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, afirmó que la Armada sólo asumiría labores de tipo «disuasorio» frente a la inmigración si detecta ‘buques’ nodriza que abandonan a los extranjeros en cayucos en alta mar. Alonso contestó así a la petición de las autoridades de Canarias de que buques de guerra «blinden» sus costas para frenar las avalanchas. La disuasión – aclaró – es un concepto «muy discutible» en este momento, «cuando enfrente sólo hay cayucos a la deriva con personas desesperadas».