Casi medio millón de inmigrantes que trabajan ilegalmente en Italia serán regularizados, anunció ayer el nuevo ministro para la Solidaridad Nacional, Paolo Ferrero.

«No se trata de una amnistía para los inmigrantes, sino de tener en cuenta a todas esas personas que en los últimos meses han solicitado papeles para ser legalizados», explicó Ferrero, en su visita la isla de Lampedusa, en el sur de Sicilia, donde este fin de semana llegaron cerca de 800 inmigrantes. «Se trata de inmigrantes que ya tienen un trabajo o que podrían obtenerlo y que tienen los requisitos para ser regularizados», agregó.

El nuevo gobierno de centro izquierda está examinando la posibilidad de aprobar un decreto para reglamentar la presencia de cerca de 480.000 extranjeros. La ley en vigor, adoptada por el gobierno de Silvio Berlusconi, dificultó la obtención de los permisos de estancia y facilita los trámites para la expulsión de los inmigrantes.

Una primera ola de reglamentaciones, realizada en 2002, dio papeles a 700.000 inmigrantes. La ley fija una cuota limitada de ingresos de extranjeros de cerca de 170.000 al año, pero los trámites son largos y complicados, lo cual ha hecho que muchos que ya tienen empleo, fracasara en el intento. El nuevo jefe de Gobierno, Romano Prodi, prometió revisar las cuotas anuales, convencido de que el trabajador extranjero es un recurso y no un freno para relanzar la economía italiana.