Salvini prohíbe el desembarco de 135 migrantes rescatados por la Guardia Costera italiana
El ministro del Interior dice que no asignará ningún puerto hasta que se firme su «distribución en toda Europa»
Diario Sur, , 27-07-2019El veto de Salvini a los barcos humanitarios que rescatan migrantes en el Mediterráneo se extiende ya a su propia Guardia Costera. El ministro del Interior italiano anunció ayer que los 135 migrantes que se encuentran desde el jueves a bordo de barcos de salvamento italianos no desembarcarán si no se llega a un acuerdo para su distribución en países europeos.
Los barcos de rescate intervinieron el jueves para salvar a las personas que viajaban en dos barcazas neumáticas a la deriva y que fueron rescatados por pescadores tunecinos e italianos. El pesquero Accursio Giarratano socorrió a cincuenta de ellos en aguas internacionales frente a Malta, que rechazó hacerse cargo. «Les dimos agua y galletas… nos mantuvimos en contacto con los guardacostas (italianos). Malta nunca respondió», contó el capitán del barco. Otras 77 personas, en su mayoría mujeres y niños, fueron rescatadas tres días después de zarpar de Libia y trasladadas a la isla de Lampedusa.
Mientras, los 135 migrantes siguen a la deriva. «He dado órdenes de que no se asigne ningún puerto antes de que se firme la distribución en toda Europa de los migrantes a bordo», afirmó Salvini. El pasado 23 de julio, catorce países de la Unión Europea se adhirieron a una iniciativa franco – alemana para un mecanismo temporal que permita el desembarco y distribución posterior de los migrantes en Europa. En esta reunión no participó Italia, lo que el ministro calificó de «un error de forma y sustancia». También afirmó que su país «no obedece ninguna orden».
Italia mantiene mano dura contra la inmigración desde que se aprobó en septiembre del año pasado el conocido como ‘decreto Salvini’, que facilita las expulsiones y contempla multas de hasta 50.000 euros para las tripulaciones y las ONG de los barcos que «ingresen en aguas territoriales italianas sin autorización». Desde esa fecha, el país ha mantenido la política de ‘puertos cerrados’, aunque ha habido barcos que han desafiado al ministro italiano.
El caso más mediático fue el del Sea Watch 3, cuya capitana, Carola Rackete, decidió entrar sin permiso en aguas de Lampedusa para desembarcar a 42 migrantes después de dos semanas esperando en alta mar. Otros barcos, como el velero Alex también en Lampedusa y el Alan Kurdi en Malta, siguieron el ejemplo de Rackete. Esta misma semana, otros 150 migrantes han desembarcado en las costas italianas.
Y es que con el buen tiempo, cada vez más se embarcan en el camino a Europa. También crecen las tragedias en el Mediterráneo. Este jueves, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, Acnur, informaba de un naufragio con más de cien personas desaparecidas frente a las costas de Libia, el más mortífero en lo que va de año.
Ante esta situación, la Comisión Europea apremió a que los países de la Unión acuerden una solución temporal que permita el desembarco de migrantes en Europa. «Es un terrible recordatorio de los riesgos a los que se enfrentan todavía aquellos que emprenden este viaje muy peligroso a Europa. Cada vida perdida es demasiado», subrayó su portavoz, Natasha Bertaud.
Los números hablan por sí solos: en 2019 ya han perdido la vida 683 personas en el Mediterráneo. Un drama que podría agravarse, ya que actualmente no hay barcos de ningún operativo europeo, ni tampoco ONG de rescate en estas aguas. Varios han sido incautados por la Justicia italiana, que los acusa de favorecer la inmigración ilegal. Las únicas embarcaciones de rescate activas son la Ocean Viking de la ONG SOS Mediterranée y Médicos Sin Fronteras, y el barco de Open Arms, ahora atracado en Sicilia.
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