. – Los gobiernos occidentales han caído en la trampa tendida por los terroristas y han creado un mundo de cinismo y mentiras en el que los derechos humanos son traicionados, las protecciones legales abandonadas y las libertades suspendidas en el nombre de la seguridad, el orden y la ficticia “lucha contra el terror”, denuncia el informe anual de Amnistía Internacional.
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El exhaustivo documento de 300 páginas es especialmente duro con los Gobiernos de Bush y Blair como principales artífices de la doctrina del “neocolonialismo humanitario”, que permite invadir países y declarar guerras “para impulsar la democracia” y sin necesidad de que los Estados agredidos sean una amenaza para los agresores. La consecuencia es un contexto global a caballo entre la visión futurista orwelliana, las persecuciones del senador Joe McCarthy y el Massachusetts de las brujas de Salem (siglo XVII), en el que los bibliotecarios de Estados Unidos están obligados a dar al Estado los nombres de quienes piden prestados libros y sus títulos por si son potenciales “terroristas”.
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El único rayo de luz en tan negro panorama de desprecio a las libertades – señala el informe – son las denuncias de la prensa a las aberraciones morales de Abu Grahib y Guantánamo, las presiones para el cierre del centro de detención en Cuba y los desafíos de los tribunales a iniciativas que pretendían discriminar contra los extranjeros, extender el periodo de privación de libertad sin juicio más allá de 28 días o deportar a sospechosos a países donde se practica la tortura. También muestra su beneplácito por la disminución del número de conflictos (como los de Angola, Liberia y Sierra Leona) o el creciente apoyo al Tribunal Penal Internacional.
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“Los gobiernos occidentales se autoproclaman defensores de los derechos humanos pero cada vez más muestran reflejos represores y sacrifican sus propios principios”, denuncia el durísimo informe. Un ejemplo es la política norteamericana de “rendiciones extraordinarias”, que consiste en entregar prisioneros a gobiernos amigos que practican la tortura con el objetivo de extraerles información. Amnistía lamenta la colaboración táctica de numerosos países de la Unión Europea en esa repugnante práctica, proporcionando aviones y aeropuertos para los traslados así como permitiendo la existencia de “cárceles de la CIA” en sus territorios.
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La prestigiosa organización humanitaria critica el “mesianismo” de Bush y Blair, y el intento de erosionar el poder judicial para que sea el ejecutivo quien las administre sin interferencia alguna, utilizando el miedo para que todo el peso de la prueba recaiga sobre los acusados de “delitos fantasma” para los que no existe defensa posible. El documento habla de “la traición a los principios que han servido de guía a las sociedades occidentales durante las últimas décadas” y la profanación de conceptos como “democracia” y “libertad”.
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“Las medidas antiterroristas de Washington y Londres – dice Amnistía – han resultado en la detención ilegal de más de diez mil personas sólo en Iraq y en numerosas violaciones de la ley internacional y las libertades más elementales con efectos potencialmente muy perniciosos para las comunidades musulmanas y otras minorías”. En el caso británico, resalta el encarcelamiento sin cargos ni juicio de 33 individuos, y las promesas populistas del Gobierno Blair para derogar el Acta de Derechos Humanos.
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