La tragedia de Bakari

Un minusválido de Costa de Marfil malvive en Senegal a la espera de patera después de que le expulsaran de España

El Correo, 24-05-2006

A la sombra de un baobab en un suburbio de Dakar, Bakari Koné repasa su triste vida. Bajo este árbol sagrado para los africanos, que Saint – Exupéry mitificó en ‘El Principito’, no está bien maldecir. Baraki, marfileño de 25 años, no maldice pero se lamenta de la «gran injusticia» que, afirma, cometieron con él las autoridades españolas. En el bolsillo conserva un documento de la Delegación del Gobierno en Las Palmas en el que se le informa de la devolución a su «país de origen».

Bakari, que había llegado 42 días antes en patera hasta Fuerteventura desde El Aaiún, no fue devuelto ni a su país de origen, Costa de Marfil, ni al lugar del que salió en barca, el Sahara Occidental. El 17 de mayo y a bordo de un avión de Air Europa – guarda la revista de la compañía y una servilleta – fue enviado a Nuadibú (Mauritania). Las autoridades de este país, nadie sabe porqué, lo montó en un camión «donde no meterían ni a corderos» hasta Roso, en la frontera de Senegal.

El joven dice que España no ha cumplido el plazo de devolución de 40 días que marca la ley; considera una injusticia que haya compañeros suyos de patera deambulando por la Península con una orden de expulsión que no se hará, por ahora, efectiva. Bakari pasa las horas en casa de un compatriota en Thyoryé, uno de los puntos de la costa senegalesa desde donde salen los cayucos. Apoyado en una muleta – le falta de nacimiento gran parte de la pierna izquierda – busca un trabajo con el que ahorrar y volver a dar el salto a España. Dice que se va a dedicar a lo que miles de senegaleses, la venta ambulante.

El joven trabajaba con su padre en una tienda de su localidad natal, Gorogó, hasta que decidió emigrar a Europa vía Marruecos con ayuda de la familia. Gorogó, como gran parte de Costa de Marfil, está en guerra. Siete meses antes su madre y su hermana habían caído abatidas «por disparos del Ejército». «Nadie en España me informó de que tenía derecho a solicitar asilo como refugiado de guerra», comenta.

Un año por Marruecos

Su periplo de un año le llevó por Casablanca, Rabat, Tánger, Agadir y Uxda, donde la Policía le expulsó hacia Argelia. Su padre, entretanto, le mandaba el dinero que podía, hasta que de la mano de un grupo de mafiosos llegó en Land Róver al desierto que rodea El Aaiún. Allí pagó 1.500 euros por un pasaje a Canarias que no pudo utilizar porque fue detenido y expulsado de nuevo a Uxda, a más de 2.000 kilómetros del Sahara Occidental. Finalmente llegó en patera frente al faro de la Entallada de Fuerteventura el pasado 5 abril.

Su relato lo interrumpe un senegalés malencarado maldiciendo – sí, maldiciendo – bajo el baobab. «¿Calla! Estos periodistas te van a poner en primera página». No queremos que el ambiente se caldee más. Bakari coge su muleta y su historia. «Me queda mucho por contar», suspira.

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