“En 28 años hemos traído a unos 50 equipos invitados y nunca nos había pasado esto”
La fuga de dos menores de Sierra Leona es un revés para la Fundación Donosti Cup, que reivindica su espíritu solidario La Ertzaintza sigue buscando a los jóvenes de 13 y 14 años
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 18-07-2019La fuga de dos menores de 13 y 14 años del equipo Diamond Child de Sierra Leona tras participar en la Donosti Cup ha supuesto un revés para los organizadores de este prestigioso torneo internacional de fútbol base que ha reunido entre el 7 y el 13 de este mes en Gipuzkoa a más de 10.000 niños y niñas de 27 países. “En 28 años nunca nos había pasado algo así recuerda Iñigo Olaizola, organizador del evento , aunque siempre hemos sido conscientes de que el riesgo está ahí y solemos tenerlo en cuenta. Quizá esta vez, iba todo tan rodado con estos chicos, que bajamos la guardia”, reflexiona. En todo caso, “lo primero es que estén bien”, añade. La Er-tzaintza sigue buscándolos desde que su responsable presentó la denuncia de desaparición el día 13 a las 16.00 horas. Los organizadores también piden a la ciudadanía que se ponga en contacto con la policía si pudiera identificar a alguno de ellos.
Escaparon de madrugada, por la ventana de la habitación de la residencia en la que se hospedaban en Donostia, donde estaban en compañía de tres adultos: dos entrenadores y el director de la escuela de la ONG que les ampara en Freetown, la capital de Sierra Leona. Y al ir a despertarles para llevarles al aeropuerto y regresar a su país, dos de ellos, que compartían habitación con otros tres menores, habían desaparecido.
“Vienen de la realidad que vienen, conocen lo que conocen y la tentación de quedarse está ahí”, afirma Iñigo Olaizola, el director de la Donosti Cup: “Yo me reuní con Seydu (el presidente de la ONG que acoge a estos chicos) en Madrid en septiembre y le expliqué todo, el riesgo de fuga, incluso lo duro que puede resultar para los chicos el cambio de cultura. Tratamos de hacerles ver a los chicos los aspectos positivos: que el deporte que hacen les permite visitar sitios como este, y eso puede servirles de motivación para que sigan haciendo deporte en su país. Pero les ponemos en aviso de que el impacto es importante y el riesgo de no regreso”, explica.
EL PELIGRO DE LA ÚLTIMA NOCHE“La noche más delicada es la última. Lo sabemos y otros años algunos responsables de equipos han estado más pendientes. Y con estos chicos, como todo ha sido tan bonito, tan positivo, tal explosión de alegría, con tantos ejemplos de solidaridad que han vivido por parte de todos los equipos, estábamos tan en una nube, que quizá se bajó la guardia”, lamenta Olaizola.
“Un grupo de Irak que trajimos en plena guerra, recuerdo que no querían volver. Pero es la primera vez que ocurre esto. Hay casos que quieren volver, por cuestiones culturales y familiares, pero esta vez, estaban súper contentos aquí y han dicho: Me la juego”, valora.
“Es una pena por nosotros, sí, pero sobre todo por ellos. Hemos tenido una relación súper estrecha con estos chicos, además de estar en las Juntas Generales de visita, he ido a verles algunos partidos, llegaron a la final, he estado dos veces en su residencia… Ojalá estén bien y acompañados. No tengo ningún dato para confirmarlo, que confió en que no haya sido una cosa espontánea. Yo colaboro con la red de acogida de inmigrantes de Irun y conozco bien lo que son los temas de mafias. Espero que no hayan caído en una red de esas. Lo primero es que estén bien”, reiteró el director del torneo.
MÁS DIFÍCIL CON ÁFRICALo otro, lo padecen en la organización y tendrá reflejo en más dificultades para traer equipos de zonas desfavorecidas del planeta. “Si ya últimamente nos estaba costando mucho con los africanos, no tanto con los de Oriente Medio, donde la garantía de retorno es mayor, esto puede suponer que aún lo sea más en próximos años. De entrada, de Sierra Leona, seguro que ya no les vuelven a dar visados y el resto de países vecinos habría que ver. El año que viene teníamos pensado traer un equipo de Lesotho y espero que este hecho no lo impida”, añade Olaizola.
Solo obtener los visados de los chicos del equipo de Sierra Leona Diamond Child supuso una odisea, un sinfín de gestiones entre la ONG que les acoge en Freetown y la embajada española en Guinea Konacry, el país vecino. Únicamente para realizar las gestiones para la obtención de los visados, se tuvo que activar una campaña de crowdfunding que reportó 5.120 euros de ayuda a través de las redes sociales, un impulso al que se sumaron los 4.000 euros que las Juntas Generales de Gipuzkoa destinaron para apoyar la llegada de tres equipos, entre ellos Diamond Child.
Pero el esfuerzo que supone traer a equipos de países del tercer mundo es mucho mayor que esos 9.000 euros. Solo los billetes de avión de cada chico pueden llegar a costar hasta 2.000. Gastos que mayoritariamente afronta la propia organización del torneo de fútbol base a través de la Fundación Donosti Cup, que a lo largo de su historia ha conseguido ayudar y traer les pagan el viaje, la estancia y la manutención a “unos 50 equipos de países con pocos recursos a Donostia”, calcula Olaizola. Aún así, sigue firme en su convicción de mantener el espíritu solidario del hoy prestigioso torneo de fútbol base que fundó hace 28 años.
“Estos eventos deportivos siempre tienen un riesgo, pero estamos muy convencidos de la labor que realizamos, que no es solo invitarles, sino que luego mantenemos una relación con ellos”, afirmó. Gracias a esta iniciativa de la Fundación Donosti Cup, en el torneo han participado equipos de países como Senegal, Nigeria, Colombia, El Salvador, Guatemala, Ucrania, Rusia, Rumania, Uganda, Mozambique, Etiopía, India o Palestina, Nepal, Zambia y este año Sierra Leona. Y en 2008 la Donosti Cup recibió el Premio Nacional Unicef por su contribución a la infancia a través del deporte.
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