Galicia tiene ya su primer marco fijo para políticas de cooperación en el exterior, un plan director aprobado por unanimidad de los partidos políticos con presencia en el Parlamento gallego y que marcará qué hacer, cómo hacerlo y cuánto invertir desde ahora y hasta el 2009. Ese documento establece, por ejemplo, que cada año el Gobierno gallego ha de incrementar, «como mínimo», en un 50% sus fondos de cooperación al desarrollo. Quiere ello decir que si en este ejercicio las cuentas de la Dirección Xeral de Cooperación apenas superan los siete millones de euros, en el siguiente habrá de aumentarse la dotación en otros 3,5 millones. Un salto no dado hasta ahora por el Ejecutivo gallego.

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Ese dinero tendrá como destino principal proyectos de ayuda y cooperación del Gobierno gallego en países de América Central, del Sur y el Caribe, y del África subsahariana. Se trata de 17 estados con niveles de rentas bajas o medias bajas: Bolivia, Ecuador, Perú, Cuba, República Dominicana, Haití, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Angola, Cabo Verde, Guinea – Bissáu, Mauritania, Mozambique, Namibia y Senegal. Además, se incluye a Argentina, Uruguay y Venezuela como naciones «preferentes» (por su vinculación histórica con Galicia), pero «no prioritarias», y una mención a los campamentos de refugiados del Sáhara. En todo caso, esos 17 países no podrán nunca absorber más del 70% de los recursos de cooperación, que se podrán aumentar si existe alguna emergencia puntual.

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Corregir desequilibrios

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Además, la Xunta dará especial relevancia a los países africanos, los más pobres, a los que dedicará entre el 10 y el 20% de sus fondos. En la actualidad, se trata de cinco estados: Angola, Guinea – Bissáu, Mozambique, Mauritania y Senegal. Este último, por ejemplo, en el puesto 157 de la lista de desarrollo humano, sólo ha recibido en los siete últimos ejercicios un programa de ayuda de Galicia, por un importe de 150.000 euros. El plan quiere servir para corregir deficiencias detectadas anteriormente, como la excesiva concentración de la ayuda. De hecho, Galicia sólo destinó a África hasta el 2004 el 8,4% de sus fondos públicos, algo que ya se fue corrigiendo durante el 2005 (un 13%).

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En otras cláusulas, el texto se completa con proyectos para sensibilizar en los colegios sobre los problemas del subdesarrollo, compromisos orientados a mejorar la transparencia, el reparto de los fondos por programas y el fomento del comercio justo entre los ciudadanos y la propia Administración pública.