El presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, está dispuesto a aceptar que España repatrie a los inmigrantes ilegales a cambio de ayuda al desarrollo agrícola. “Que me los devuelvan, pero que me den también pantanos”, declara en una entrevista publicada ayer por Le Journal du Dimanche. Está seguro de que una red de pequeños embalses en su país “detendría la desertificación y cortaría la emigración”. Y rechaza la marcha de africanos: “Son valores y riqueza que perdemos. Para evitarlo, hay que crear empleo, y para eso tenemos esencialmente la agricultura”.
La disposición de Wade parece en la línea de los objetivos de la misión diplomática española que, con el embajador especial Miguel Ángel Fernández Mazarambroz al frente, viajó ayer a Dakar, la capital senegalesa. España pretende que los países de África Occidental cooperen en el control de la inmigración clandestina y acepten acuerdos de readmisión ofreciendo a cambio ayuda al desarrollo. El principal obstáculo para ello es que su precaria economía se sostiene en buena parte en las remesas de divisas de los emigrados.

PARÓN POR EL MAL TIEMPO
El fuerte viento y la mar picada en el Atlántico parecen ser los responsables del brusco parón en la llegada de cayucos a Canarias. Otras dos embarcaciones, con 20 y 17 personas a bordo, fueron localizadas ayer a la deriva por la Marina mauritana. El centro de retención de Nuadibú (norte de Mauritania) albergaba ayer por la tarde a 201 inmigrantes subsaharianos, la gran mayoría senegaleses, llegados desde el viernes, y que son atendidos por la Cruz Roja española presumiblemente a la espera de ser trasladados a Nuakchot para ser repatriados junto a otros 74 conducidos directamente a la capital.
Otros 89 fueron interceptados anoche y retenidos en las dependencias policiales. Todos dicen haber salido de Saint Louis (Senegal) y fueron encontrados a la deriva, excepto un grupo de 44 que, ante las condiciones meteorológicas desfavorables, decidió bajarse de una embarcación que siguió ruta con otras tantas personas a bordo.
Precisamente, la patrullera de la Guardia Civil Río Duero zarpó ayer por la tarde del puerto de Los Cristianos (Tenerife) hacia Nuadibú, donde debe de llegar hoy para vigilar las aguas mauritanas conjuntamente con la Marina de ese país.

7.800 EUROS POR UN CAYUCO
Ajenas al trasiego diplomático, cuadrillas de entre 10 y 15 trabajadores seguían ayer haciendo cayucos en la playa de Guet Endar, el barrio pesquero de Saint Louis. “Hay mucho trabajo, se está marchando mucha gente. ¿Ves esos cayucos de allí? Quizá mañana ya no estén”, explica Mamadou Gueye, el responsable de uno de estos astilleros improvisados en el que se construye una barca “para pescar”, según dice. Sin embargo, por la forma se distinguen las embarcaciones de pesca – – más planas – – y las que tienen por destino las Canarias, con la borda mucho más alta. Son barcazas de más de 20 metros de eslora, mucho mayores que los frágiles cayucos de Nuadibú. Esta es de 22 metros y medio, se habrá construido en cinco días y valdrá cinco millones de francos CFA (7.800 euros), medio millón más de lo que habría costado hace unos meses.
Según Gueye, estos barcos pueden alcanzar las Canarias en cinco o seis días sin ningún problema: “Son muy seguros, y pueden navegar durante meses si es necesario. Además, los patrones son pescadores muy expertos, y los que van para España llevan siempre motores nuevos”. ¿Y quiénes los compran? “Grupos de entre 6 y 10 pescadores que han ahorrado y quieren irse. Otras veces es alguien que contrata un capitán, cobra a los que se suben y él no se va. Esto es un gran negocio”.