El drama migratorio calienta el primer debate de los candidatos demócratas

Los aspirantes moderados y los más izquierdistas muestran sus diferencias en el debate sobre la sanidad y sobre la economía

El País, Amanda Mars, 27-06-2019

La imagen del salvadoreño Óscar Martínez junto a su hija Valeria, de casi dos años, metida dentro de su camiseta, pasando el brazo por la cabeza del padre, muertos ambos, bocabajo, en el río Bravo, sacudió esta noche el primer debate de los precandidatos demócratas para las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos. La discusión sobre el acceso a la sanidad y la economía sirvió para marcar las tonalidades ideológicas de los 10 aspirantes que se batían, más o menos escorados a la izquierda, pero fue la ola de familias sin papeles que huyen de la miseria y la pobreza de Centroamérica lo que provocó el momento más tenso, e intenso, de la velada.

El de esta noche fue el primero de dos debates consecutivos en los que se batirá una veintena de los aspirantes (cuatro de los que se presentan no cumplieron los requisitos para participar), separados en dos grupos de 10. Los demócratas escogieron Miami para la cita, una ciudad rabiosamente demócrata en las últimas elecciones y con 70% de población hispana. Se habló mucho español esta noche, lo hicieron tres de los candidatos y uno de los moderadores, y sobre todos, se pudieron observar los contrastes entre políticos que, en lo esencial, están bastante de acuerdo. Fuera, republicanos con carteles de “No socialismo”, recordaban el rival a batir: Donald Trump.

Si la cosa va de señalar ganadores, es fácil señalar a la senadora de Massachusetts Elizabeth Warren, uno de los grandes referentes del ala izquierda del partido, y la favorita de su bloque en los sondeos, cuyo discurso acaparó el protagonismo de todo el bloque económico. Si la cosa va de revelación de la noche, el hombre al que hay que mirar es Julián Castro.

“Ver la imagen de Óscar y su hija Valeria me rompió el corazón. Pero también debería cabrearnos”, manifestó emocionado el único hispano de los 24 aspirantes a la candidatura demócrata. El exsecretario de Vivienda de la Administración de Obama y exalcalde de San Antonio (Texas), que había pasado sin pena ni gloria por la campaña, destacó al ser uno de los precandidatos que más preparado tiene el asunto migratorio. Castro reclama la descriminalización de la inmigración irregular y atacó a su rival texano Beto O’Rouke, una de las estrellas fulgurantes de las elecciones legislativas de noviembre, pese a que fracasó en la carrera a Senado.

“Si hicieras tus deberes en este tema…”, le llegó a decir. O’Rourke rechazó cambiar la ley sobre el delito, lo consideró un error – y uno de los elementos que usará Trump para decir que los demócratas quieren fronteras abiertas para todos – . En este capítulo también tuvo protagonismo Cory Booker, senador de Nueva Jersey, que apoyó a O’Rourke y abogó por la ciudadanía de los dreamers (soñadores), los jóvenes migrantes que llegaron a Estados Unidos siendo niños y han crecido en el país.

El drama migratorio no nació con Donald Trump y el fenómeno de niños solos llegados de Centroamérica dejó huella en la presidencia de Barack Obama, pero la política de mano dura que impone el republicano y su discurso a menudo racista contra los sin papeles dispara el estupor cuando aparece una fotografía como la de esta semana, o una grabación de un menor preguntando por su madre, como el pasado verano. Los demócratas coincidieron en atacar a Trump como responsable de la crueldad en la frontera, pero exhibieron diferencias sobre cómo resolverlo.

Es similar a lo que ocurre con las desigualdades económicas o la cobertura sanitaria, uno de los grandes problemas de este país. “Cuando tienes una economía a la que le va muy bien para aquellos que tienen dinero, pero no tan bien para los demás, eso es corrupción pura y simple”, arrancó  Warren. La senadora y el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, se mostraron partidario de abolir el sistema de seguros privados en conjunto para sustituirlo por un modelo de financiación 100% gubernamental, algo que inquieta a otro como O’Rouke, o la senadora de Minnesota, Amy Klobuchar. “La sanidad es un derecho humano y yo lucharé por ese derecho humano”, recalcó Warren. La senadora también propone trocear algunas de las grandes compañías tecnológicas para evitar los en monopolios de facto, algo que nadie le discutió esa noche.

Se habló poco de Trump, más allá de la inmigración. Este jueves es el turno de la otra decena de aspirantes, entre los que coinciden cuatro de los cinco primeros en los sondeos (la otra es Warren): el exvicepresidente de Obama, Joe Biden; el senador izquierdista Bernie Sanders; la senadora californiana y exfiscal Kamala Harris y el joven alcalde de South Bend (Indiana), Pete Buttigieg.

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