EL DEBATE SOBRE LOS 'ILEGALES' / Las reformas legislativas / ALEMANIA

El reto de la integración en un país con una ley restrictiva

El Mundo, 22-05-2006

Alemania ha tardado décadas en saldar asignaturas pendientes con los más de siete millones de extranjeros que habitan este país, donde inmigración y xenofobia – muchas veces caras de la misma moneda – acarrean un pesado lastre histórico. Hubo que esperar hasta el 1 de enero de 2000 para que el Gobierno de Gerhard Schröder facilitara finalmente la nacionalización de los hijos de inmigrantes nacidos en este país. Hasta hace seis años regía en Alemania todavía el ius sanguinis, ante el ius solis que prevalece en toda Europa. Con la reforma de la ley de nacionalización pueden acceder finalmente a la nacionalidad germana, siempre y cuando, entre los 18 y 23 años, renuncien definitivamente a la paterna.


Durante décadas el discurso político oficial se ha negado a reconocer que Alemania es un país de inmigrantes, pese a la evidencia demográfica de que necesita de los mismos. La mayoría de los ciudadanos extracomunitarios tenía prohibido durante años el permiso de trabajo. Con la debida excepción de los Gastarbeiter (trabajadores invitados), que en la década de los 60 y 70 contribuyeron al milagro económico alemán.Desde 1973, cuando se cerraron las fronteras a la inmigración laboral, la política migratoria ha sido cada vez más restrictiva y selectiva, orientada a conceder permisos de estadía o trabajo temporales.


Alemania afronta hoy dos problemas graves: la xenofobia latente y los problemas de integración. Tras cuatro años de debates, en enero de 2005 entró finalmente en vigor una ley que regula la inmigración, la residencia y la integración de los extranjeros.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)