Echar una mano tiene recompensa

75 jóvenes de seis barrios realizan tareas de mantenimiento en plazas, locales sociales e iglesias a cambio de descuentos en ropa, gasolina, música y cursos de enseñanza

La Verdad, 21-05-2006

Luchar contra la exclusión social de los jóvenes más marginados que habitan algunos barrios del municipio. Ese es el objetivo del programa La caja del tiempo, que ofrece la posibilidad de realizar tareas al servicio comunitario a cambio de recompensas materiales. Se trata de un proyecto municipal que arrancó el pasado año con treinta chavales y del que este año ya se están beneficiando 75 jóvenes en situación problemática. Viven en el casco antiguo, Santa Lucía, Los Mateos, Lo Campano, la barriada Virgen de La Caridad y San Antón.

«El mecanismo que seguimos es muy sencillo», cuenta el coordinador del proyecto Antonio Ortiz. Buscan a un grupo de quince jóvenes de entre 16 y 30 años que tengan unas determinadas características sociales y les invitan a que aporten su tiempo libre en la resolución de tareas a favor de sus barrios, a cambio de recompensas materiales que pueden obtener en pequeños comercios de su zona.

También les obsequian con descuentos en móviles y ropa, así como les llevan a viajes y convivencias con otros chicos de similares condiciones, e incluso, les regalan entradas para el cine.

Los chicos que participan en el programa cumplen unos requisitos mínimos: vivir en la zona, tener menos de 30 años y no desarrollar un trabajo estable a tiempo completo. «No queremos que esto sea algo masificado, sino que vengan chavales que no tengan recursos fijos ni un trabajo. Nuestra intención es facilitarles su entrada en la vida vecinal, y, sobre todo, que vean que colaborar con los demás da buenos resultados», indica Ortiz.

Cada una de las asociaciones que colabora con la Concejalía de Juventud (Cruz Roja, la asociación de vecinos de Virgen de la Caridad, Rascasa y Un paso más) «tiene una gran implicación en el proyecto porque son las encargadas de definir las tareas, determinar las recompensas y seleccionar a los jóvenes participantes, así como de designar al coordinador territorial que dirija el proyecto en el barrio y supervise el trabajo de los chicos. Nosotros les damos toda la libertad para que se organicen. Así mostramos nuestra confianza hacia ellos».

Colonia de inmigrantes

El proyecto ha calado muy hondo entre la colonia de jóvenes marroquíes que viven cerca de la plaza de la Merced. De hecho, Nordin, de 20 años, y Sadik, de 18, han conseguido reunir a otros seis amigos para pintar todo el centro cultural San Diego, así como arreglar la iglesia del mismo nombre y la plaza Jaime Bosch. Además, pintarán las rejas y fachadas de los edificios de titularidad municipal de la zona. Algo parecido hace un grupo de chicas – de etnia gitana – de entre 18 y 22 años de Los Mateos y Lo Campano con un local de la urbanización Santiago.

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