Un incremento de la presión policial ha dado pie a que alrededor de veinte familias gitanas rumanas, de unos siete miembros cada una, hayan abandonado el barrio de Sant Roc de Badalona en las últimas semanas. Este enclave metropolitano, situado gracias al metro a tiro de piedra del centro de Barcelona, es desde hace un par de años una de las principales colonias en Catalunya de este colectivo procedente, sobre todo, de la región rumana de Tandarei. En Sant Roc aún viven más de mil personas dedicadas principalmente a la mendicidad, la chatarra y en ocasiones, algunos de ellos, a los pequeños hurtos.
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Fuentes del Ayuntamiento de Badalona sostienen que el detonante de la marcha de los más de cien miembros de este colectivo fue una operación de los Mossos producida a finales del mes de marzo. Entonces, la policía autonómica detuvo en el barrio de Sant Roc a tres parejas acusadas de incitar a sus veinte hijos a cometer robos en el centro de Barcelona, básicamente hurtos al despiste de cámaras, teléfonos móviles, bolsos, con los turistas como principales objetivos. Entre los detenidos, figuró uno de los líderes más destacados de esta comunidad de nómadas.
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“En el Ayuntamiento llevábamos mucho tiempo solicitando una operación policial de estas características, pero sabíamos que era muy complicada pues, para ser efectiva, requería una argumentación legal que hasta entonces nunca se había elaborado”, señalan las fuentes municipales. Ha sido el miedo a perder la custodia de sus hijos lo que les ha llevado a abandonar Sant Roc. Para muchos, animar al robo es sólo un método de asegurar la supervivencia del clan. Desde su punto de vista, no los están maltratando.
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En el Consistorio entienden que aquella operación policial puso de manifiesto que ya no todo vale en Badalona. “Muchas personas vieron con estas detenciones que su modo de vida estaba en peligro, que el territorio de caza estaba ya agotado, y por eso se han marchado. Lo cierto es que, salvo una familia que sabemos que ha regresado a Rumanía, desconocemos dónde se encuentran ahora, aunque los principales destinos suelen ser el levante, Madrid y Andalucía”, agregan. Lo que sí tienen claro en el Ayuntamiento es que se han marchado los clanes más problemáticos.
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La llegada masiva de gitanos rumanos a los barrios badaloneses de Artigues y muy especialmente a Sant Roc ocurrió hace tres años. Muchos de ellos venían de Barcelona, expulsados de los solares de Poblenou donde se habían instalado. En Badalona encontraron pisos de alquiler a precios de mercado. Sus escasos recursos económicos les llevaron en muchos casos a compartirlos hasta la saturación, circunstancia que ha generado problemas de convivencia y una creciente tensión que, no obstante, aún no se ha materializado en incidentes graves.
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